Campeche

Oda al despilfarro

CAMPECHE, Cam., 11 de enero.- En franco reto a la política de austeridad proclamada por el Gobierno Federal, el gobernador Alejandro Moreno Cárdenas convirtió la inauguración del Distribuidor Vial La Ría–Gobernadores en una oda al despilfarro. En su Fiesta.

Con un desfase de casi un año, Moreno Cárdenas inauguró su “magna-obra”, misma que hasta el momento no ha generado más que perjuicios e inconformidad en quienes tienen sus negocios o habitan en el área donde ésta fue construida.

Incapaz de ser sensato, el Gobernador se esmeró para que lo más destacable del evento de inauguración del Distribuidor Vial fuese el acarreo de gente, la contratación de un servicio para dar de comer a varios miles de personas y la distracción del tiempo de recursos humanos y gasto injustificado de los materiales del Gobierno del Estado.

Desde temprana hora de este viernes, fue ordenado el cierre parcial de la Av. Gobernadores, con el propósito de que se pudieran dar los últimos toques y arreglos al escenario montado para la ocasión y fuera cubierta toda la logística para el evento que esperaba congregar a por lo menos 4 mil campechanos, sobre todo burócratas, operadores priístas de las colonias populares, así como los acompañantes de los invitados especiales.

Hoy el pobre y el villano, el prohombre y el gusano…

En su afán de subrayar su supremacía de súper gobernador, Moreno Cárdenas recurrió una vez más a la táctica discriminatoria de los políticos ególatras, fijando una barrera entre los pudientes y los menesterosos.

Pensado para el populacho, el evento de “Alito” terminó respondiendo a una lógica clasista. De la Gobernadores hasta Río Champotón fue para las personas de a pie. Los cortesanos, llámense burócratas, fueron colocados de la calle Río San Pedro a la 16. El papel de éstos fue el de gritar vivas y vítores al desgobernador.

Al lado de Alejandro Moreno Cárdenas: muy pocos, privilegiados o señalados. Al fin, las fronteras él las impuso.

La Policía jugó el lastimoso papel de evitar que el contacto entre pobres, vasallos y aquellos que hacen las veces de meretrices del sistema. La orden fue estricta y precisa: impedir que se revuelvan las masas.

Cientos de miles de pesos para que un grupo de personas escuchara el discurso de Moreno Cárdenas que duró como 15 minutos. La promesa de soportar la perorata para unos fue una ración de tacos, para otros la conservación del trabajo y para los más cercanos del aprendiz de cacique: la conservación del derecho a seguir mamando del erario estatal.

A las personas de a pie las citaron a las 15:30 horas para que asistieran y a las 16:00 horas pudieran oír al grupo que amenizó el antes y después de las palabras del mandatario y de sus allegados. Por su parte, a los burócratas los citaron a las 17:30 horas.

Previo a las letanías en favor de Moreno Cárdenas, el orador insistía en nombrar a éste como el “Presidente de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago)”, el “Transformador de Campeche” y “Amigo de los campechanos”.

A su llegada, en una mala copia de la fraternidad del Presidente de México Andrés Manuel López Obrador, “Alito” se da su “baño de pueblo” durante 20 minutos. En tiempo, los burócratas iniciaron su oleada de “¡Vivas!” e intentos de acercarse para tomarse la foto.

Súplicas a favor de “Alito”

La parte de los discursos dio inicio con la intervención de Alvaro Buenfil Bermúdez, el arquitecto de la obra, quien comentó toda la parte técnica del Distribuidor Vial. Enfatizó los gastos que se realizaron, el tiempo de realización y la falta de semáforos debajo de la “mega-obra”. Sin aclarar por qué no los colocaron antes de inaugurarlo.

Por otro lado, el secretario de Desarrollo Urbano, Obras Públicas e Infraestructura (Seduopi), Edilberto Buenfil Montalvo, afirmó que con esta obra es “una obra que ha causado mucha polémica, pero que a partir de hoy la ciudadanía verá los resultados y verá que ha sido completamente planeada”, a modo de respuesta a los constantes señalamientos de POR ESTO!, que ha subrayado los cambios, las incongruencias y los destiempos que se tuvieron desde el primer supuesto intento de inauguración en octubre del año pasado.

Continuó con una especie de mini informe de todas las obras que ha realizado el Gobierno de Campeche, insistiendo en que los campechanos solicitaban esas obras a gritos. Dio números sobre cuántas calles, kilómetros y obras han realizado, muchas de las cuales desde el 2015 están inconclusas o rotas por el pésimo material que han utilizado en ellas.

“Las obras que han llamado las magno-obras, las magno-maquetas de Alejandro, todo mundo habla de la maqueta; no la van a hacer; hablan por hablar nada más; hoy en día, una maqueta que ya está trabajando”, comentó y subrayó que eso es lo que hace un gobierno que cumple, y utilizó una frase en maya para decir: “Espera, él lo logrará”, esto a modo de decirle a los campechanos que a pesar de todos los problemas que ocasionan las obras, tienen que esperar o aguantarse.

En lo que respecta al discurso de Moreno Cárdenas, no hubo mayor sorpresa. La premisa y “sustancia” fue el autoelogio. Lo que sí fue notorio fue ese ambiente de soledad en torno al mandatario estatal.

El desgobernador casi se cae antes de dar su discurso, durante el cual reiteró que “ante las palabras infundadas, los hechos hoy callan bocas”, esto sólo por inaugurar una de sus “mega-obras”, la cual todavía no se sabe su eficacia y de la que aún no se aclaran los gastos.

“Es una obra fundamental”, “una obra transformadora” y “una obra para la modernidad de Campeche”, con estas frases pretendió recalcar que por él habrá un antes y después en la capital, incrementando su ego ante los campechanos.

Sacó a relucir el pleito con el Alcalde de Campeche, Eliseo Fernández Montúfar, señalando que “Los políticos tienen que cumplirle a los ciudadanos”, “No se vale prometer en campaña y no cumplir en el gobierno” y “A Campeche se le cumple, porque los ciudadanos notan, anotan y votan”.

Manifestó que en diciembre hubo estados con obligaciones financieras que no pudieron cumplir, sin recordar que en muchos de esos estados hubo un cambio de gobierno y, entre ellos, gobiernos priístas que dejaron muy malas finanzas a los gobernantes entrantes.

De esta manera, el mandatario estatal tuvo su fiesta, su “baño de Pueblo”, su auto-vanagloria y su comparsa, y fue tanta porque al recorrer el Distribuidor Vial en su camioneta no bajó a inspeccionar, pero sí aprovechó el camino para huir del sitio.

Al término del discurso de Moreno Cárdenas, acto que marcó el inicio de la taquiza, reinició la música a cargo del grupo “Con Fuerza”. Ellos interpretan cumbia, salsa y ritmos tropicales, aunque en los oídos de muchos campechanos, la culminación del festejo del desgobernador sonó a otro tipo de fiesta: algo así como la de Serrat:

Gloria a Dios en las alturas,

recogieron las basuras

de mi calle, ayer a oscuras

y hoy cuajada de bombillas.

Y pusieron un cartel

con las fotos de los tres

y banderas de papel

verdes, rojas y amarillas.

Y al darles el sol la espalda

revolotean las faldas

bajo un manto de guirnaldas

para que el cielo no vea,

En la noche de San Juan,

cómo comparten su pan,

su mujer y su galán,

gentes de cien mil raleas.

(David Burelo)