Campeche

CAMPECHE, Cam, 19 de enero.- Los campechanos también incurrieron en actos de piratería como lo demuestran documentos de la Capitanía General de Cuba, expuso el historiador español Marcelo Gavaldón, cuya estancia en la ciudad es para desarrollar la investigación sobre la capacidad de balística que tuvo la artillería campechana durante la época virreinal.

Del Puerto de Campeche salían las embarcaciones que iban de Veracruz a la Habana y de ahí a España, para transportar toda la mercadería de la época y desde la ciudad se dominó todo el comercio marítimo.

Planteó que desde aquí salió la flota con oro y toda la mercancía hacia la península Ibérica, sin embargo, planteó que “tanto se quejan los de Campeche de la piratería que luego los mismos campechanos actuaban también como piratas”.

Estos ataques piráticos, por ejemplo dijo que fue “contra los españoles que todavía estaban en Cuba”.

Reveló que “he encontrado documentos de la Capitanía General de Cuba”, en donde señalan que “vamos a ir a Campeche porque hay tres o cuatro embarcaciones que se dedican al pirateo”, lo que dijo son “son interpretaciones muy particulares”.

Por otra parte, informó que como parte del estudio para determinar la ubicación del astillero en donde se construían las embarcaciones se esperaba detectar en donde se resguardaban las atarazanas.

Explicó que “una atarazana es una construcción normalmente financiada por la Casa Real (la corona española) para hacer unas embarcaciones alargadas de remos tipo galeras o galeotas”.

En Campeche, afirmó, aunque tiene que cotejar los datos, “pero al menos cuatro o cinco galeotas se hicieron. Galeotas vamos a poner de unos 18 o 20 bancos donde iban los remeros.

La bahía tiene muy poco calado y una galeota no tiene mucha quilla, es muy plana, puede llegar, puede meterse en sitios de bajos fondos y servía para por ejemplo para expulsar a los ingleses en la Isla de Términos”, hoy Isla del Carmen, y “hacían de guardacostas”, detalló.

Específico que “eran embarcaciones militares pagadas por la corona y se guardaban en la época de los norte, se sacaban del agua para que los golpes no hicieran mella en el casco, se guardaba y necesitabas una estructura arquitectónicas alargadas, una naves para que pasarán el mal tiempo”.

Dio a conocer las primeras atarazanas están datadas en el barrio de San Román porque era la zona de astilleros, “porque es la zona de los pesqueros aquí trabajaban los carpinteros de ribera”, de antes del Monumento a Justo Sierra Méndez hacia la iglesia del Cristo Negro de San Román.

Aunque aclaró que a lo largo de estos siglos, por lo menos ya se rellenaron 100 metros al mar, ya que estas embarcaciones debían estar cerquita para sacarlas, se sacaban y se guardaban. Por lo que esperan dar con la cimentación del astillero.

También dijo hay una mala aplicación del término atarazana ya que “un ingeniero que pasó aquí a mediado del siglo XVIII; también llamó atarazanas a unos almacenes donde guardaban velamen, pero estaba dentro de la ciudad, pero es una equivocación, ya que un ingeniero de tierra no conoce bien la terminología naval.

Rememoró que “los barcos que venían aquí a fondear a traer la mercancía desde la Habana, desde Veracruz desde donde vinieran se quedaban 13 o 14 leguas casi 20 o 27 kilómetros y la mercancía tenía que ser transportada vía tierra por medio de unas embarcaciones medianas, pequeñas, las balandras, los pataches que si podían llegar hasta aquí.

También propuso que “no sabemos muy bien qué tipo de embarcación a lo mejor aquí por los fondos rocosos era una embarcación que tenía digamos más plano por abajo y a lo mejor era una embarcación típica de aquí, campechana” ya que el Puerto de Campeche era el puerto que domino el Golfo de México.

Estos barcos, resaltó que “se construían aquí en esta zona y a lo mejor con suerte, podemos encontrar rastros de madera de ese tipo de embarcación que se utilizaba”, aunque dijo que tiene conocimiento de cuando se dejó de construir, algunos pescadores de camarón jubilados “dicen que ellos sí llegaron a ver constructores de carpinteros de ribera”.