Campeche

Hedor a desastre ambiental

CAMPECHE, Cam., 25 de enero.- En la clandestinidad, una empresa yucateca pretende imponer granjas porcícolas a los ejidos cercanos a Dzitbalché, sin el permiso de los campesinos que aún siembran en esos terrenos, ni conciencia alguna de las huellas sensibles e históricas que emergen de ese lugar.

En un viaje de una hora o 45 minutos a Dzitbalché, se evidencia la conformación social, cultural y natural de una sociedad como la del Norte del Estado; principalmente por la forma de las casas, los vastos terrenos selváticos y cómo estos se instauran sobre la carretera.

Al llegar a la localidad, uno entiende más sobre esta conformación humana y su relación con la naturaleza, no por una preconcepción de que el indígena tiene una conexión metafísica con lo verde del paisaje, sino porque ellos así lo demuestran, el respeto de dónde deben construir y dónde no.

Tal cual es la lógica, que en los extensos terrenos de árboles, casi selváticos, son pocas las construcciones que se hacen. Se ven casas de madera y guano, pero no edificaciones que pretendan entrometer y romper el orden de lo natural.

Como caso contrario el Centro Porcícola Quinta Real S.P.R. de R.L., empresa que se estableció en Homún, Yucatán, sin considerar las afectaciones a la tierra y terminando con daños al manto freático; ahora insiste en colocar cuatro granjas porcícolas que dejarán daños en el ecosistema por la explotación de los mantos acuíferos y los fuertes hedores de las heces animales; además de las desconsideraciones históricas.

El espacio donde pretenden construir está a las afueras de Dzitbalché por la carretera que lleva a Santa Cruz Pueblo, en una de las muchas veredas hacia la colonia San Pedro Xpankutz, en la ex hacienda Las Mercedes.

Estos terrenos en algún momento de la historia, fueron entregados a los campesinos de la zona por las reformas agrarias, pero antes de eso, grandes caciques se establecieron para mantener su poderío en el lugar.

Las haciendas eran instauradas en esos puntos geográficos por personas de origen español que pretendían explotar los recursos y para ello, utilizar a la gente que ahí vivía de forma obligatoria y bajo la posibilidad de muerte, si no acataban las reglas del hacendado.

Muchas de estas fueron construidas en la colonia por la expansión de los conservadores hacia el sur del país y por ello, los indígenas de la zona tuvieron que soportar años de agresión, esclavismo y fiereza. Todavía hasta mediados del siglo XX hubo presencia de estos espacios de trabajo y sectarismo que priorizaron la continuidad de un grupo que se autoproclamaba superior.

Ex hacienda las Mercedes

Esto, es lo que se nota en la ex hacienda Las Mercedes, aunque ya acabada por el paso de los tiempos, todavía se ven restos de la violencia con que se estableció.

Ahora queda sólo una barda, un cuadro que pudo haber sido una habitación, una noria y escombros de escaleras que no fueron perdonados por los años, la naturaleza y la humedad de Campeche.

Los vestigios permanecen por la fuerza de sus cimientos, el material rocoso que la constituyen y por la colocación geográfica, pero no han sido respetados por la intención de instaurar las granjas; a simple vista en la entrada de las Mercedes se nota la destrucción de parte de la barda para que pasara la maquinaria de prospección.

El verde está descontrolado al interior del muro, antes pudo estar detalladamente limitado a donde empezaba lo “civilizado”. El verdor ha roído el muro, hay raíces, ramas, hojas, árboles y residuos animales.

Tal vez no era lo que esperaba la sociedad blanca de esos tiempos, pero todo lo consume el segundero y después de las reformas, muchas familias que estuvieron esclavizadas, pudieron construir un patrimonio, sembrar, alimentar a sus hijos y perpetuarse tal como lo permitió el tiempo.

Actualmente muchos viven en Dzitbalché y otros tienen algunas casas de madera, en específico son terrenos para la siembra comercial o para el consumo familiar; a partir de unos días puede quedar como un espacio de crecimiento desconsiderado de cerdos para su consumo en Japón.

El verdor puede cambiarse por el hedor a excremento animal, la lógica cultural y comunitaria puede ser intercambiada por una lógica comercial; no quiere decir que se establezca una nueva hacienda, pero las personas podrán resentir la sobreexplotación de la tierra y el uso inadecuado del agua que serviría para regar sus plantaciones, servirán para tratar a los puercos.

Además de que en el sitio se encontraron ramas dobladas y hojas manchadas por un líquido no natural, probablemente una mezcla para cerrar agujeros. De igual forma, residuos de basura a la entrada de una cueva de posible origen químico y una fogata apagada sin desacomodar.

Los dos agujeros de prospección en la zona evidencian la intervención de una empresa que no pretende consultar a los ejidatarios; a un comisario ejidal vendido, un desconocimiento total de la región y un desmedido afán de dañar el ambiente con tal de obtener ganancias sin control. Eso es lo que vislumbra el Centro Porcícola Quinta Real S.P.R. de R.L. en Campeche, la destrucción del medio ambiente por el afán lucrativo, bajo el consentimiento de las autoridades estatales y oculto a los habitantes de las comunidades.

(POR ESTO! / Campeche)