CAMPECHE, Cam., 25 de marzo.- El proyecto de oleaginosas anunciado al inicio del desgobierno de Alejandro Moreno Cárdenas, quien prometió invertir 18 mil 900 millones para el establecimiento estratégico del cultivo de palma de aceite, en una superficie de 100 mil hectáreas, no trajo ninguna mejora para los palmicultores; a pesar de la promesas del Gobierno del Estado de que la siembra y cosecha de la palma de aceite era la mejor estrategia para impulsar al campo campechano.
Actualmente, la situación por la que atraviesan los productores de palma sigue siendo incierta y, hasta ahora, a ninguno de ellos ha llegado la bonanza prometida, quienes se han quedado sin apoyos y con serios problemas, dado que muchos han presentado problemas económicos que afectan tanto a sus sembradíos como a sus familiares.
Los palmicultores han tenido problemas para conectar sus cosechas con buenos mercados para obtener las ganancias, que fueron proyectadas para la industria tanto por Moreno Cárdenas como el ex secretario de Desarrollo Rural (SDR), Armando Constantino Toledo Jamit, quienes fueron los orquestadores del proyecto de cultivo de palma de aceite y por el cual realizaron eventos para presentar los programas sociales que tenían el respaldo del Gobierno Federal de Enrique Peña Nieto, los cuales solamente fueron una gran mentira para echar a andar su proyecto.
Esto se convirtió en unos de sus principales negocios de corrupción, sin embargo desde entonces se han visto dos síntomas por los cuales la Federación estaría retirándole a “Alito” el apoyo que le ofreció al inicio de su mandato, cuando en forma rimbombante declaró que Campeche sentaría las bases para transformarse en su economía y, por ello, sería ejemplo a nivel nacional e internacional, además de detonar el enorme potencial productivo del campo.
En este proyecto se invitó a participar a los palmicultores del sector privado, para darle mejor realce al proyecto con los productores del sector, y también con la participación de otros países, para tener un alcance en la producción similar a la que tenía el Estado de Chiapas, donde se alcanzaron las mil hectáreas en la palma de aceite.
Promesas
En marzo del 2016, en presencia del subsecretario de Alimentación y Competitividad de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), Ricardo Aguilar Castillo, Alejandro Moreno Cárdenas presentó el Proyecto Estratégico de Cultivo de Palma de Aceite, que en un tiempo no mayor a los seis años alcanzaría 100 mil hectáreas de la oleaginosa sembradas con una derrama económica de 18 mil 900 millones de pesos.
Así es como empezó la gran decepción entre los productores que decidieron dejar a un lado la siembra del maíz, frijol o de chihua, para apostarle al proyecto de la siembra de palma de aceite con la promesa de que traería una mejoría.
Tras la presentación de los estudios de viabilidad técnica, económica y financiera, además de la creación del grupo de trabajo, Moreno Cárdenas señaló que ésta era la gran oportunidad y el momento para impulsar el crecimiento del Estado, engañando a los productores que quedaron convencidos, a costa de acabar con decenas de hectáreas de tierras, en las que a pesar de que lograron hacer crecer sus plantaciones, ahora se hallan en la disyuntiva de qué hacer con los frutos de sus actividades, dado que muchos de los productores se quedaron con las promesas de que se les pagaría por precios justos, pero no fue así.
Las autoridades estatales insistieron en que los palmicultores serían apoyados por el Gobierno Federal y que, al detonar, tendría el respaldo total de Peña Nieto, porque no sólo ayudaría a impulsar el campo, sino también propiciaría inversiones sin precedentes, generaría empleos, la economía traería la transformación del Estado y, por ello, reiteraron a los productores que era poca la producción que les estaban admitiendo y eso los estaba obligando a aceptar los precios muy bajos que las empresas estaban ofreciendo.
Entonces el Gobierno del Estado comenzó a buscar productores con grandes extensiones para invertir en el proyecto de la palma de aceite e hicieron la invitación a Agroindustrias Palmeras de Guatemaltecos, por lo que los verdaderos palmicultores quedaron como intermediarios, tratando de concretar las promesas incumplidas de las autoridades encargadas de aterrizar los proyectos de la palma de aceite.
Ante la magnitud del proyecto también se consideró la necesidad de contar con plantas extractoras con mayor capacidad de procesamiento de la oleaginosa, con el establecimiento de las 100 mil hectáreas de palma de aceite que estimaba el proyecto; en seis años se tendrían cultivadas alrededor de 120 mil, por lo que Campeche se convertiría en el principal Estado palmicultor del país, pero nuevamente no fue así.
Empresa rapaz
Con esto se empezó a confirmar que sería imposible que se cumplieran las metas del proyecto aceitero y los productores, que ya habían invertido en el proyecto y quienes ya habían utilizado grandes extensiones. La empresa guatemalteca inició con varios conflictos con quienes se encontraban trabajando con Agroindustrias Palmeras de la Candelaria, S. A. de C. V., debido a que se dejó sin trabajos a algunas personas de la empresa y a quienes se les negó liquidación y el pago de parte de sus cultivos de maíz y frijol, que sembraron en unos camellones de esa propiedad.
Estos espacios fueron aprovechados por los directivos para una parte de la cosecha y la empresa Palma Sur, que se dedica a la siembra de palma africana en el rancho Villa Rosa de la comunidad del Juncal, -de acuerdo con lo señalado-, donde desde hace cinco años aproximadamente los palmicultores de la región piden investigar la administración de las dos plantas extractoras de aceite por el uso de fertilizantes y pesticidas que usaron en las cientos de hectáreas donde tenían sembradas miles de plantas de palma para la producción.
Un productor comentó a POR ESTO! que la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) debió intervenir cuanto antes en el rancho Las Tres Cruces, administrado por la empresa Agroindustrias Palmeras de la Candelaria S.A. de C.V., de origen guatemalteco, por los daños que realizó en el lugar y que hasta el momento no se ha hecho nada al respecto.
“Es un crimen contra la naturaleza el que se está cometiendo en las zonas de cultivo de palma de aceite y que es muy probable que también se empezara a mostrar los problemas ecológicos”, expresó.
Otros campesinos aseguraron que la contaminación del agua y la muerte de muchas especies de flora y fauna, además de las especies muertas en los senderos de donde se cortan los racimos de la fruta de la palma de aceite, dado que es algo muy común, pero ninguno de ellos se atreve siquiera a tocar esos animales, mucho menos pensar en que podrían aprovechar su carne para alimentarse, porque saben que están envenenados por agroquímicos, por lo que tienen instrucciones precisas de que fuera del rancho no se hable al respecto, temiendo las represalias de los guatemaltecos.
Sin recursos y más promesas
Desde que fue puesto en marcha el programa de palma de aceite, se estuvieron recibiendo fondos por parte de las autoridades estatales y federales, y uno de los principales interesados en este proyecto fue el ex secretario de Desarrollo Rural, Armando Toledo Jamit, el cual a finales del 2018 reconoció que ya no habría más recursos y que no existían fondos federales para financiar el proyecto, por lo que sería hasta el 2019 cuando buscarían recursos para que continúe con el crecimiento con 4 mil hectáreas más de la oleaginosa, con lo que la superficie establecida llegaría a 32 mil.
El secretario argumentó que se tuvo un presupuesto de al menos 160 millones de pesos y 30 millones más de gestiones extraordinarias, pero que los recortes presupuestales extemporáneos que realizó la Federación han generado un problema en el campo campechano.
De este total de recursos que en su conjunto suman casi 200 millones de pesos, el proyecto contemplado para la Palma Africana no ocupó ni el 30% de los erogados por la secretaría en apoyo a los productores de la oleaginosa, así como de otros cultivos como el maíz, el frijol, además de la caña y el azúcar.
El nuevo encargado de la SDR, José Ignacio España Novelo, dejó en claro que para el 2018, no se tenía planteada la búsqueda o destinación de recursos por parte de la SDR o de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), para fomentar más programas que permitan a los productores ampliar los campos de cultivo; incluso el secretario enfatizó que de las 30 mil hectáreas, 20 mil son de empresas privadas y 10 mil de capital social, por lo que consideró necesario fomentar este último rubro pues es de donde más trabajadores se benefician.
En un intento por salvar el proyecto palmicultor, España Novelo expresó que el megaproyecto agrícola fue diseñado y planteado por su antecesor para grandes productores, de modo que a quien ahora urge apoyar es al pequeño productor, por lo cual se han presentado en los municipios de Carmen, Candelaria, Palizada y Champotón.
Con lo que respecta a la palma de aceite, por cada hectárea sembrada se han generado dos o tres empleos en la región y es la misma cantidad de familias que se han visto beneficiadas con la industria, sin contar con la plantilla industrial y de oficina que labore en la planta extractora de la unión de palmicultores que generalmente son hijos de los productores.
Con esto, se muestra cómo el desgobernador, su ex secretario de Desarrollo Rural y el actual buscan seguir engañando a los campesinos, quienes en repetidas ocasiones han denunciado que la siembra de esta palma no les trae ningún beneficio, sino perjuicios por la contaminación del suelo y las pocas ganancias que el cultivo atrae.
(POR ESTO! / Campeche)