Campeche

Todo parece indicar que el PRI ha tomado la decisión de autodestruirse, prefiere morir antes que renovarse. José Narro era la gran oportunidad para construir un partido sólido e independiente, pero ha renunciado a esa misión, argumentando un fraude diseñado desde Campeche y una injerencia e intervención del gobierno en el proceso de imposición de un nuevo dirigente nacional al servicio de la mafia política comandada por el clan Salinas-Peña Nieto.

El PRI, el otrora partido del poder, hoy es un fantasma de lo que fue en el pasado, partido que llega a su proceso interno envuelto en la crisis más grave de su historia, sumido en el caos y el fracaso, en la quiebra económica, política y moral, bandera de los actos más emblemáticos de la corrupción en este siglo; a punto de su extinción, el grupo Salinas le asesta un golpe contundente con el intento de imposición de otro dirigente.

Con la salida de Narro y la renuncia a su militancia de 46 años, el PRI se sumergió en su mortaja; antes habían renunciado a la intención de que el INE organizara el proceso interno porque ni entre priístas se tienen confianza, pero desistieron de ese intento porque ese evento le costaría 300 millones de pesos y esa cantidad no las tiene ese partido arrinconado por los ciudadanos al último peldaño de las preferencias electorales, lo que lo condujo a la quiebra moral y económica.

Para colmo, con la renuncia del ex rector de la UNAM, José Narro Robles, de sus aspiraciones se confirma lo que se viene afirmando desde el inicio del proceso interno: que es una farsa de la imposición de un miembro del grupo Salinas para blindarse de impunidad ante la estela de corrupción que arrastran los funcionarios del sexenio que encabezó Enrique Peña Nieto, hoy acusado de escandalosos casos de corrupción que lo ponen en la mira de la acción de la justicia.

José Narro acusó simulación y malas prácticas antidemocráticas como el inflado del padrón del PRI, enmarcado en un fraude anticipado diseñado desde Campeche, lo que obligó al ex rector de la UNAM a renunciar a sus aspiraciones de dirigir a este partido en vías de su defunción, para evitar ser cómplice de una simulación democrática, que desde antes de las elecciones ya tenía beneficiario.

Junto a Narro, la ex gobernadora de Yucatán, Ivonne Ortega Pacheco, se habían constituido entre las figuras políticas, dentro de lo peor, de ser los más viables para rescatar algo de los escombros del PRI, sin embargo los actos de simulación, la compra de afiliaciones, las amenazas de empleados para afiliarse a la fuerza a las filas del PRI, aunado al uso de recursos públicos para la campaña nacional del ex gobernador de Campeche, Alejandro Moreno Cárdenas, detonaron la salida del ex rector.

En Campeche, el padrón es simplemente una ilusión óptica. Desde mucho antes trascendió que el PRI había reportado al INE un padrón nacional de 5 millones de militantes que no existen en su totalidad.

Se manejó esa cantidad como una meta a conseguir en este lapso de espera, en tanto se lanzaba la convocatoria para el proceso interno, lo que obligó al inflamiento de los padrones con el que participarían en esta contienda interna, acción que más se notó en Campeche por ser la entidad de origen del ex gobernador, que aspira a darle lo santos óleos al PRI en esta recta final de su extinción.

En este desmoronamiento del PRI, renunció José Narro y destapó la crisis interna que vive ese partido, porque consideró que no existe democracia interna, acusando que desde la cúpula de la mafia que vivió del poder, se impulsa al ex gobernador de Campeche. Hay varias denuncias por vicios de origen, pero ésta de José Narro es la que ha sacudido la débil estructura del PRI, que ha provocado un sismo electoral que se está replicando en todo el país, lo que ha evidenciado la gravedad de la crisis que se vive en ese partido.

Los vicios del PRI se han multiplicado, hoy más que nunca han aflorado las denuncias y es preocupante el rumbo que ha tomado esta imposición que es bola cantada, lo que acrecienta la desconfianza de sus escasos militantes de verdad, pues se pierde más la confianza de los pocos que creían que el PRI se habría corregido en sus excesos y vicios de antaño, vicios que lo estigmatizaron como un partido de corruptos y saqueadores.

Es grave la acusación de Narro al afirmar que en estados como Oaxaca, Estado de México, Coahuila y Campeche, la tierra de Peña Nieto y del ex gobernador de Campeche hay un crecimiento ilegal de afiliados y que se han olvidado de la militancia de base, una base que clama y exige un cambio radical, la corrección del rumbo, la eliminación de las mentiras y el uso indebido del poder.

Es más, Manlio Fabio Beltrones, alias “Don Beltrone”, decidió romper el silencio y sentenció que ante el inflamiento irregular del padrón de su partido no saldrá a votar el 11 de agosto, fecha de la imposición, y Beatriz Pagés renunció a su militancia priísta, y otros lo harán en los próximos días hasta sacudir la conciencia de los más incrédulos, lo que profundiza la peor crisis que ha vivido el PRI en los últimos años de su agonía.

Beatriz Pagés renunció minutos después de conocer la renuncia del ex rector: “Al igual que José Narro anuncio mi renuncia al PRI nacional. Es inaceptable que se haya decidido entregar el partido a López Obrador”, escribió en su cuenta de Twitter.

Al respecto, MORENA tendría que actuar en Campeche en forma congruente, asumiendo su verdadero papel de partido opositor, para no alimentar esta sospecha que va permeando en el ambiente político nacional y que en Campeche causa indignación por la forma como ha venido actuando la fracción parlamentaria en el Congreso local.

Es un ejemplo para el Congreso local en Campeche la respuesta que dio el Presidente de la República: que no son iguales, y rechazó una eventual intervención en el proceso interno del PRI. “Nosotros no somos hipócritas, no decimos una cosa y hacemos otra”, respondió Andrés Manuel López Obrador al ex rector. Si no tuviera autoridad moral tampoco tendría autoridad política para acusar a la mafia del poder.

Sin embargo, la renuncia de José Narro ha dejado daños colaterales irreversibles y deslegitiman desde antes de la imposición interna del 11 de agosto, lo que revele el alto grado de la degradación que sufre el priísmo nacional y que se recrudece en Campeche. Un escenario que no ha sabido aprovechar MORENA cuando su actuación es camaleónica, cuando debería de abonar a la unidad de la militancia sin discriminación, sin aislamiento de los que piensan diferentes, sin estar orquestando el desprestigio del propio partido, pero además sin el menosprecio a los fundadores; en vez de arropar a los oportunistas deberían prevalecer la equidad política y el respeto de los derechos ciudadanos.

Antes este descalabro del PRI, MORENA debería estar atento para fortalecer el proyecto político y social del Gobierno de la Cuarta Transformación y no estar dividiendo a su propia militancia asestando puñaladas traperas cada día, lo que agravia y lastima a la militancia.

En MORENA urge un liderazgo que una y no divida, que fortalezca y no debilite, que inspire confianza y no desconfianza. El poder presidencial debe ser el punto de partida para creer en la militancia y en el poder de su voto.

Que el partido en el poder federal no se confíe en el proceso del 2021, el de la sucesión de la gubernatura del Estado que será clave para descifrar si el partido cumplió con las expectativas de un triunfo, que pese a quien le pese, solamente le podría dar una candidata como Layda Sansores. Si llegado el momento la ex senadora de la República no acepta esta virtual posibilidad, entonces se abrirían todas las posibilidades para que Eliseo Fernández Montúfar sea el que pudiera alzarse con el triunfo.

Por eso, la renuncia de José Narro de sus aspiraciones por dirigir al PRI nacional y de su militancia de 46 años es una estocada de muerte para el PRI y sus daños colaterales se replican en todo el país, y llega hasta Campeche.

MORENA debe aprovechar estos momentos de trauma electoral que le ha asestado el ex rector de la UNAM; no hacerlo sería un acto de traición y de entreguismo, que la militancia morenista y el Pueblo campechano no les perdonaría.