Campeche

CAMPECHE, Cam., 5 de julio. “Es una falta de respeto, nos vendieron gato por liebre; el cuerpo de mi marido se está descomponiendo y la sala de velación se haya minada, todo porque empleados de la funeraria Jardines del Angel no lo embalsamaron, obligando a salir a los familiares a la calle, debido al insoportable olor a putrefacción”, señaló la señora Dolores Natalia Quej Cardeña.

Lo anterior luego de que la familia Quej sufriera la pérdida del sujeto de aproximadamente 57 años de edad, quien falleció a causa de un paro cardiorrespiratorio, por lo que contrató los servicios de la empresa funeraria “Jardines del Ángel”, donde el empleado Miguel Angel les entregó una tarjeta que describe el servicio que recibirán, así como el costo del mismo.

Con el apoyo de su sobrina Isabel Hernández Cardeña, señalaron que en la ficha les incluía el ataúd, así como el arreglo de estética, el embalsamado, sillas, la documentación que expide la Copriscam, al igual que el certificado de defunción y la carroza, todo por un precio de 2,800 pesos, a diferencia de las demás funerarias que excedían la cantidad a pagar, y finalmente, al decidir cremar el cuerpo, les pidieron 9 mil pesos.

Todo marchaba con tranquilidad, recibieron el féretro con el cuerpo dentro, mismo que se hallaba al interior de una sala de velación de la empresa, situada dentro del primer cuadro de la ciudad, donde al paso de las horas comenzaron a sentir un olor desagradable. En eso llegó un familiar de otro Estado a darles el pésame, pero al acercarse a ver a su tío notó que el cuerpo no estaba embalsamado (debido a que comenzó a salir liquido viscoso de la boca, así como de la nariz, además del olor a descomposición).

Esta situación se la dieron a conocer a uno de los encargados del lugar, pero debido a que ya eran altas horas de la noche, éste les señaló que poco podía hacer, además de que el servicio no fue en su turno y quien preparó el cuerpo regresaba hasta el día siguiente, generando la molestia de los familiares, los cuales tuvieron que salir de la sala por el desagradable olor.

“Es un insulto lo que nos hicieron, pedimos hablar con el dueño o encargado, pero éste no estaba, además de que los empleados son los que tenían que resolver el problema; jamás imaginé que mi esposo tuviese un mal final por incomprensión y falta de higiene de la empresa, es por ello que hacemos un llamado a las autoridades para que investiguen el caso”, finalizó la viuda.