Campeche

Oficio de bolero, de generación en generación

Los boleros en Campeche casi desaparecen por la falta de personas que estén interesadas en que les lustren su calzado y a pesar de esto, se resisten a desaparecer, como es el caso del señor, Sergio Valentín Maas, quien tiene más de 20 años en el oficio de bolero en el conocido mercado “Pedro Sáinz de baranda”.

En plática con POR ESTO!, indicó que el oficio de bolero lo aprendió cuando era joven, en ese entonces tenía que andar en los parques buscando a las personas para ofrecer una boleada, por lo que su recorrido los realizaba por la tardes, considerando que por las mañanas tenía que acudir a la escuela.

Por lo que al paso del tiempo y con apoyo de las autoridades, lograron que establecieran un espacio en el “Sainz de Baranda”, así que los sillones con cajones de lustrado, fueron concesionados a un grupo cierto de personas que solicitaron el apoyo de este honorable trabajo y digno.

Manifestó que esta labor pasa de generación en generación y sus hijos fueron formados para heredar ese espacio de trabajo, dado que era un patrimonio oficioso en los años 80, pero que al paso de los años, ha perdido la importancia.

El bolero destacó que muchos de quienes heredaron estos espacios por sus padres, fueron perdiendo el interés por seguir con la tradición del bolero, por ello es que son pocos los concesionarios que realizan este noble oficio que se resisten a desaparecer, pese a la competencia.

Asentó que los nuevos modelos de calzados también llegaron a dejarlos sin trabajo, dado que tienen otra forma de boleado, por lo que a veces desconocen la dinámica para hacerlo y prefieren no dañar los zapatos de los caminantes.

Declaró que se resisten a desaparecer porque es una labor, debido a que con esta se sacó adelante a muchas generaciones, las cuales ahora ya son profesionistas y que el espacio en el mercado Pedro Sainz de Baranda significó un gran apoyo para su negocio.

“El sector de boleros se encuentra en situación de crisis, porque apenas logramos sacar ingresos de 200 a 300 pesos y tenemos que comprar material para realizar el trabajo, el cual tiene un horario largo y a veces solo realizamos dos comidas al día”, puntualizó.

Valentín Maas externó que en ocasiones no logran sustentar el día, pero que los boleros se resisten a desaparecer y buscan los medios para que la gente se enteren que siguen en las andadas y asistan a bolear sus zapatos.

Agregó que de esta forma esperan que mejore su situación económica, la cual está en declive y que si esto no mejora, se tendrán que ver en la decisión de convertirse en empacadores en los supermercados, lo que no resulta viable para ellos.

(Fotos y texto: Wilgen Lara)