Con la apertura de la zona arqueológica Nadz Caan, una de las tres que se contemplan para la Península de Yucatán al estar en la ruta del Tren Maya, no solo se le dotará de infraestructura y servicios sino también es una opción de ingresos económicos por el cobro que se le hace a los paseantes y se debiera utilizar en beneficio de la región, consideró el descubridor de la ciudad maya, arqueólogo Florentino García Cruz.
El coordinador nacional de arqueología del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Pedro Sánchez Nava reveló que se contempla la apertura de tres o cuatro nuevas zonas arqueológicas que se encuentran en la ruta del Tren Maya.
Adelantó, que en Campeche sería Nadz Caan que se ubica en el municipio de Calakmul; en Yucatán, Kulubá cerca del municipio de Tizimín y en Quintana Roo, Xkabal.
De acuerdo a la información, en el primer trazado del Tren Maya, en la ruta existen 30 zonas arqueológicas abiertas al público de los cinco estados, los tres de la Península, además de Tabasco y Chiapas.
Al respecto García Cruz, quién descubrió el sitio en enero de 1993 dice que su nombre significa “Cerca del cielo”, y la ciudad maya debió ser un Estado Regional importante en la época de esplendor de esta civilización, ya que el núcleo central tiene un kilómetro cuadrado con 60 estelas entre grandes y pequeñas, 40 altares y pirámides cuya altura llegan a los 41 metros.
A 15 kilómetros de la carretera federal Escárcega-Chetumal y a 15 kilómetros de Balam Ku, dijo que esta debió ser parte de Nadz Caan, y debió tener una relación con Calakmul, porque se encontró el glifo emblema de la serpiente que corresponde a “dos montículos adyacentes”.
De arquitectura predominante del Petén, agregó que también hay rasgos de Río Bec en un sitio que comenzó en el 300 al 600 después de Cristo y su desarrollo se prolongó hasta el 900 después de Cristo.
Lamentó que no se le pusiera custodia y se le abandonará ya que en el periodo de su descubrimiento se hizo la carretera de terracería, se invirtió en el sitio para el mantenimiento e incluso se consideraba enlazarlo con Balamkú como parte del programa Ciudades del Mundo Maya, sin embargo ya no se concretó.
De aperturarse y se pueda visitar como parte del recorrido del Tren Maya, puede aportar recursos en beneficio de las habitantes de la zona, de la región y del país, por el cobro para el acceso al sitio, así como toda la derrama que puede generar con la llegada de visitantes.
Planteó que también es necesaria la inversión para la construcción de la infraestructura de servicios, sanitarios, módulos, señalética y demás equipamiento que permita sea un sitio agradable para los visitantes.
Indicó que es parte de las ciudades mayas que no están abiertas al público lo que permitiría continuar con los trabajos de investigación académica, además de la consolidación de los edificios que se quedaron abandonados luego de las inversiones en el sexenio estatal de 1991 al 1997.
(Wilbert Casanova Villamonte)