Ante la difícil situación que atraviesan, pescadores campechanos tienen que recurrir a la práctica de la pesca ilícita para poder subsistir a la crisis que provoca la pandemia del coronavirus COVID-19 y que, ante la falta de apoyos, se las ingenian para capturar caracol, pulpo y especies marinas de gran valor comercial como las manitos de cangrejo que, sin problema alguno, comercializan en el mercado local.
La crisis ha tocado fondo en el sector ribereño en donde la gran mayoría de las bodegas sólo trabajan por unos días, para ser precisos, laboran cuatro y descansan tres, debido al cierre de los mercados regionales, por lo que cubren una mínima parte para mandar a la Ciudad de México, a Chiapas y Veracruz.
El pescador ribereño, Luis Cahuich, precisó que al solo existir demanda de producto en el mercado local, muchos pescadores motivados por la gran necesidad de dar sustento a sus familias salen a bucear a las costas para asegurar el sustento a sus familias, a sabiendas de que en cualquier momento los pueden detener.
“Tenemos que comer y no hay alternativas para asegurar ingresos, por lo que salimos a capturar algo de pesca que vendemos con los mismos pobladores y logramos sobrevivir con nuestros seres queridos mientras pasa esta terrible crisis”, manifestó.
El hombre de mar solicitó al titular de la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca) en Campeche, Ramón Ochoa Peña, apoyos emergentes al sector para que se pueda palear la difícil situación que afrontan.
Comentó que los pescadores de Seybaplaya, Villamadero y Haltunchén solicitan apoyos que les permitan salir adelante con el sustento diario con sus familias, por lo que necesitan recursos por cuatro mil pesos y despensas para cada familia, para poder cubrir los 46 días que hacen falta.
Por José Valencia