Campeche

Prevalecen las tradiciones mayas en la comunidad de San Agustín Chunhuás

Más de 119 años de historia reviven los habitantes de la comunidad de San Agustín Chunhuás, ubicada en Calkiní, subsisten del autoconsumo y hacen frente a la pandemia con infusiones.
Foto: Alan Gómez

Herederos de la cultura maya, sobrevivientes de la guerra de castas, los habitantes de San Agustín Chunhuás, no solo resultaron vencedores sino que habitan las propiedades de la ex hacienda, que reflejan el paso de más 100 años en su estructura, pero intacto en la memoria, la lengua, las costumbres y modo de vida de sus habitantes.

De acuerdo al Inegi en Campeche, hay 91 mil 094 personas mayores de 5 años que hablan alguna lengua indígena, lo que representa 12% de la población de la entidad, entre ellas el maya con 71 mil 852, el chol con 10 mil 412, el tzeltal con mil 900 y kanjobal con mil 557

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La comunidad indígena de San Agustín Chunhuás, tiene una particularidad, subsisten del autoconsumo, cuya actividad principal es la elaboración de carbón vegetal, carecen de tecnología y son castigados por la pandemia a la que hacen frente con infusiones.

En esta comunidad, los más ancianos narran a sus hijos, aquella guerra entre blancos y mayas, y los cascos de hacienda que ahora han transformado en habitaciones, guarda el recuerdo de la explotación laboral henequera.

Doña Lucrecia Cahuich Chi a sus 90 años, habla entre mitad español y maya, su vivienda es una parte de casco de una hacienda propiedad de Don Sixto García, el cual tuvo que abandonar en la última etapa de la Guerra de Castas en 1901, aunque ella asegura que la guerra continuó muchos años después al grado de haberle tocado esconderse en cuevas cuando pasaban los soldados.

San Agustín Chunhuás, perteciente al municipio de Calkiní, abarca alrededor de 300 hectáreas, habitan en ella 367 personas, la mayoría ocupando un pedazo del casco de la hacienda, “porque cualquiera lo podía ocupar, no hay papeles, pero todos saben quién vive en ella”.

La costumbre maya es arraigada, la mayoría de sus habitantes saben tejer hamacas como una distracción rutinaria por las tardes o en tiempo libre, quienes no lograron ocupar un pedazo de la hacienda construyeron sus chozas con paredes de barro y palos, algunas casi por derruirse, lo que evidencia la carencia económica.

De acuerdo a los registros históricos, la ex hacienda San Agustín Chunhuas tuvo su esplendor en los siglosXVII y XVIII, con el auge de la ganadería, el henequen y el  cultivo del maíz, que era transportado en carretas a Hecelchakán y de ahí embarcarlo en ferrocarril hacia Mérida, Yucatán.

Actualmente se sienten herederos de la cultura, su principal actividad es la elaboración de carbón vegetal y el resto a la agricultura de baja intensidad.

En la comunidad, 367 personas viven en hogares indígenas, sus habitantes de más de 5 años hablan la lengua materna y el español, pero 44 de ellos de entre 90 y 95 años solo hablan maya y a medias el español.

Lamentan que poco a poco se pierde la tradición, porque muchos jóvenes se van a la ciudad a estudiar y no regresan, mientras el pueblo se hace cada vez más viejo, sin atención médica y sin acceso a internet.

Aún se localizan en esta comunidad, 17 viviendas con piso de tierra y la estructura económica permite a cero viviendas tener una computadora, aunque 31 cuenta con una lavadora y 54 tienen una televisisón.

No ha sido caso particular de la pandemia, aunque si enfrentan de un modo diferente, según en todo el pueblo no hay ningún habitante que no le haya dado calentura, pero ninguno ha fallecido, su principal medicamento son infusiones a base de naranja agria caliente y la extracción de sangre de la frente con piquetes.

Estiman que la vida en la comunidad, pasará otros 100 años, las nuevas generaciones darán continuidad, los que se queden a vivir en ella seguirá con la tradición y otros más se irán del pueblo.

Por Nicolás Guzmán