Campeche

Piden poner en marcha la planta recicladora de PET de Ciudad del Carmen

El activista Sabino Cazares señala que hubo intenciones de poner en marcha la planta recicladora de PET en Ciudad del Camen, pero hasta el momento continúa sin operar.
Foto: Irene Barradas

Desde hace 4 años, Petróleos Mexicanos (PEMEX)  donó la planta recicladora de plásticos y PET en Ciudad del Carmen que tuvo una inversión de 2 millones de pesos para la adquisición de dicho equipo, misma que hasta la fecha continúa sin operar.

“Tuvimos platicas con los directivos de Medio Ambiente y Servicios Públicos, aparentemente había la intención de hacerlo funcionar a pesar de los pocos recursos, incluso se le facilitó el nombre de los proveedores de la máquina para que se pusieran en contacto, para que les dieran un diagnóstico de que se necesitaba y como debe funcionar”, mencionó Sabino Cazares Echeverría, activista.

Señaló que los activistas tuvieron acercamiento con las empresas privadas para obtener recursos y facilitaran la puesta en operación de la maquina recicladora, ya que es importante el trabajo conjunto con el gobierno, iniciativa privada y la sociedad para fortalecer el objetivo del cuidado del medio ambiente.

Señaló que la importancia principal de esta planta recicladora de PET es que aunque se realicen muchas jornadas de limpieza y se recolecte plástico mientras no haya un destino final, no se está cumpliendo el objetivo de la sustentabilidad.

“Teníamos la intención de crear un patronato con estas 3 figuras, pero lamentablemente se presentó la contingencia biológica  y quedó detenido el proyecto, cabe destacar que seguimos pugnando para que se pueda reactivar y con la esperanza de darle utilidad ya que no es posible que tengamos detenida una máquina de más de 2 millones de pesos que puede ser una solución como primer paso para reactivar la economía con el pet”, aseguró.

Apuntó que es lamentable de que no haya disponibilidad por parte de las administraciones municipales para darle prioridad a las cuestiones ambientales.

 Por Irene Barradas