Campeche

Ambulantes convierten en tianguis la Avenida Concordia de Campeche

La Avenida Concordia de Campeche se ha convertido en un tianguis durante la contingencia sanitaria, vendedores ambulantes temen ser desalojados.
Foto: Lucio Blanco

La necesidad y tolerancia de las autoridades, ha hecho que una de las principales avenidas de la ciudad se convierta en un tianguis, donde poco a poco se han agrupado los vendedores ambulantes, de todo los giros, desde pulpo, frutas, abarrotes y de alimentos.

En los seis meses que ha durado la pandemia, la Avenida Concordia que inicialmente fue cerrado a la circulación vial, ahora es un enorme mercado de principio a fin.

Foto: Reuters

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Los expendedores, argumentan que ha sido la falta de trabajo y la necesidad de obtener un ingreso lo que los ha obligado a establecer con maderas, toldos y fierros sus puestos provisionales en la periferia para ofertar sus productos, y que no han sido molestados por las autoridades y tampoco existe quien controle o les cobre derecho de piso.

Los ingresos en este lugar oscilan entre los 150 y 300 pesos diarios, sin embargo, el 60 % de este dinero lo ocupan para volver a invertir en sus productos, pero que eso mejor a nada o pedir limosna a las autoridades.

Una de las expendedoras, Gloria asegura que antes de decidir poner su puesto en dicho sitio se dedicaba a vender frutas y verduras en el mercado principal Pedro Sáinz de Baranda donde sus ventas diarias alcanzaban los 800 o mil pesos de los que cerca del 70 % destinaba para reabastecer su comercio teniendo una ganancia neta de 300 o 400 diarios.

“Ahora estoy aquí vendiendo entre 100 y 300 pesos al día, imagínate, me instalo a las 7 de la mañana y me voy a las 2 de la tarde, o sea, el mismo horario que tenía en el mercado pero con la diferencia que solo gano la mitad de lo que ahí ganaba y sin contemplar que todavía debo comprar mis insumos con los proveedores, pero eso es mejor a no tener nada, por lo menos sale para la comida”.

Se contabilizan alrededor de 25 puestos semifijos entre los que se ofertan frutas y verduras, alimentos tradicionales como panuchos y tortas, pescados y mariscos y hasta rejas de huevo; todo, como si fuera un mercado itinerante.

Los puesteros, aceptaron no tener permisos para vender y consciente de que de un momento a otro pueden levantarla los elementos de seguridad, pero además están preparados para cuando ello ocurra.

“La policía no nos dice nada solo pasan, pero no nos mueven, sí tenemos miedo que nos levanten a la fuerza pero es eso o no comemos, dicen por allá que hay que arriesgarse en la vida para poder conseguir lo que un quiere”

A diario llegan más personas e instalan sus toldos, unos otros traen listos sus foodtruck y solo se estacionan por unas horas ya que no son oriundos de la zona y temen ser removidos en cualquier momento.

Actualmente la aceptación ha sido buena, cuenta Gloria mientras grita los precios de las frutas, ya que el flujo de compradores ha incrementado de dos semanas atrás a la fecha propiciando que tengan altas expectativas de venta una vez cambie el semáforo a verde.

Mientras tanto, los comercios establecidos de forma legal en la periferia consideran buena la decisión de vender insumos, frutas y verduras en la cercanía ya que para hacer las compras, muchos de los vecinos tienen que acudir a los supermercados o a la central de abasto.

Por Jorge Chan