Pese a la crisis económica por la pandemia, familias de la ciudad mantienen la tradición de elaborar altares en sus viviendas, los cuales adornan y luego colocan ofrendas florales, alimentos, dulces y diferentes tipos de bebidas, pues se preparan para “recibir” a los Fieles Difuntos. Mientras que en las calles había niños que pedían “angelitos” o “pixanitos”, por ser 1 de noviembre, Día de Todos los Santos, y la ciudadanía les entrega golosinas que están en el altar en honor a los pequeños que fallecieron, señalaron integrantes de las familias Guillermo Pérez y Ku Cen.
Revelaron por separado que llevan 20 y 40 años respectivamente de mantener la tradición de celebrar a los Fieles Difuntos y Todos los Santos, al elaborar altares donde colocan las fotos de sus familiares fallecidos, a las cuales acompañan con arreglos florales, alimentos, dulces, bebidas y veladoras, que según las creencias sirven para señalar el “camino de las ánimas”, para que puedan llegar para “visitar” a sus seres queridos.
Luis Guillermo Pérez dijo que desde hace 20 años lleva a cabo esta tradición de poner el altar de su casa en la colonia Emiliano Zapata, pero esta vez los alimentos y dulces serán menos que en años anteriores debido a la crisis económica por el COVID-19, y por lo tanto no cuentan con suficientes recursos para esta celebración.
Sin embargo, aseveró que pese a este problema no dejará pasar la ocasión para recordar a sus familiares y amigos fallecidos.
Por su parte, Teresa Cen Alvarado y su familia Ku Cen, desde hace 40 años elabora el altar para sus difuntos, pues dijo que ha inculcado esta costumbre a sus hijos y nietos, así como lo hicieron sus padres y abuelos con ella.
Expresó que antes de los días 1 y 2 de noviembre se preparan todos los miembros de la familia con lo necesario para elaborar el altar, pero en esta ocasión se destacó que colocaron fotografías de 70 habitantes de la ciudad que fallecieron a consecuencia del COVID-19, pues se trata de un hecho que marca la historia de la comunidad.
Por lo anterior, “doña Teresita”, como la llaman en la localidad, afirmó que “mientras tenga fuerzas seguiré con esta tradición que ha permanecido de generación en generación de colocar los altares y ofrendas durante los días 1 y 2 de noviembre”.
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GV