Desde casa, el panteón y las calles, campechanos les dieron el adiós a sus fieles difuntos que durante el primero y segundo día de noviembre fueron ofrendados en toda la extensión territorial. Desde Calkiní hasta Palizada, los locales dieron un hasta pronto a las ánimas con flores, veladoras, cánticos y fiestas tradicionales, que concluyeron las festividades tanto ancestrales como religiosas; en la capital campechana, los grupos religiosos se pronunciaron en contra de los festejos extranjeros como el “Halloween”, pues refieren que “convocan al mal”.
Como cada año, las celebraciones litúrgicas se hicieron presentes en toda la geografía; resaltan las realizadas en el municipio de Hecelchakán, que previo a la misa, se efectuó el tradicional “Paseo al Cementerio”, actividad en la que en caravana llevan flores, agua, comida y dulces tradicionales a las lápidas de sus familiares y donde cada año, se concluye con una misa; no obstante, por las condiciones que prevalecen por la pandemia del COVID-19, en este 2021, la celebración se realizó en la iglesia central de Dan Francisco de Asís.
En Tenabo fue replicada esta medida, ya que la eucaristía se entregó en la parroquia de Nuestra señora de la Asunción y no en el panteón principal.
Por lo contrario, en el municipio de Candelaria, dicha celebración sí se efectuó en el cementerio municipal donde el párroco Francisco, de la iglesia la Virgen de la Candelaria, fue el encargado de oficiarla. Durante la eucaristía, fue notoria la afluencia de personas que acudieron también a visitar a sus seres queridos que ya no están con ellos, además de este punto, se replicaron las actividades en las comunidades de Corte de Pajaral, Venustiano Carranza, Benito Juárez, Pejelagarto, Miguel Alemán y el ejido Luna.
Por su parte, los habitantes del municipio de Palizada, acudieron durante toda la mañana del primero y segundo de noviembre para llevar flores, arreglar las tumbas, pintarlas y limpiar los alrededores, pues para esta población, los días de todos los santos son una de las celebraciones más importantes de la región. Aún de día, en este sitio, las flamas de las veladoras inundaron el panteón, pues la mayoría de los asistentes colocaron en sus altares “la luz que ilumina el camino a la gloria” de sus familiares fallecidos.
En donde la situación no favoreció para colocar altares con todos los platillos tradicionales fue en Escárcega, uno de los municipios considerados de bajos ingresos y donde los lugareños se las ingeniaron para poder colocar un altar. Tal es el caso de la familia Valencia López, quienes, pese a las carencias, no dejaron pasar la conmemorativa fecha para venerar la memoria de quienes ya no se encuentran entre nosotros.
Alexandre, el jefe de la familia confesó que no cuenta con los recursos suficientes para elaborar un altar grande y bien adornado, pese a ello, en colaboración con los integrantes de la familia, pudieron adecuar el altar de una forma modesta, no obstante, solo colocaron como ofrenda a sus familiares, un vaso con agua y una taza de café.
Valencia López se dijo esperanzado de que la situación económica mejore para el próximo año para poder elaborar un altar con adornos y, sobre todo, que cuenten con ofrendas como comida, dulces, frutas y las bebidas favoritas de sus familiares fallecidos.
En la capital, los panteones lucieron con alta afluencia de personas, sin embargo, no se registraron aforos elevados en el interior debido a que la Dirección de Protección Civil Municipal instaló filtros sanitarios en los accesos. Ante ello, la misma dependencia, señaló como “saldo blanco” en estas festividades por los fieles difuntos.
Este año, los panteones registraron mayor movilidad de ciudadanos; en el interior de los cuatro más concurridos, es decir, Santa Lucía, San Román, Samulá y Jardines del Ángel.
Como disposición sanitaria por la dependencia del rubro, la dirección de Protección Civil fue la encargada de instalar filtros en los accesos; en ellos se contabilizaba a las personas que ingresan y dependiendo del área del terreno se dejaba ingresar entre 200 y 250 personas, mismas que solo debían permanecer entre 20 y 30 minutos para dar paso a otros, que, de igual forma, visitan a sus difuntos.
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GV