Campeche

'El Chen Pec', lugar emblemático en la Bahía de la Mala Pelea, Champotón

El Pozo del Perro, un lugar histórico en donde un can que con sus ladridos guio a los expedicionarios españoles
Sitio emblemático de interés turístico y cultural. ¿Verdad o ficción? / Especial

Mucho se ha escuchado -y poco se ha escrito-, acerca de aquel can que con sus ladridos guio a los expedicionarios españoles comandados por Francisco Hernández de Córdova, durante su dolorosa travesía por Champotón en 1517.

Una de tantas versiones se refiere también a que esta lebrel fue la que, con sus fuertes ladridos, alertó a los hispanos de que muy de madrugada estaban siendo rodeados por una multitud de guerreros indígenas, aquel dos de abril de hace 500 años. La creatividad sobre esta leyenda se ha ido enriqueciendo con el paso del tiempo.

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Es necesario aclarar que las reseñas de este episodio son por demás imprecisas; los soldados quienes han narrado los hechos, parecerían recopilaciones históricas -Bernal Díaz, Juan de Grijalva y el mismo Hernán Cortés- son sólo algunos de los que nos heredan esta fábula.

Lo cierto es que los expedicionarios ibéricos se hacían acompañar siempre por un can de la clase “Lebrel”. Esta especie (galgo), probablemente fue uno de los perros más usados por sus buenas cualidades para la caza mayor y captura de piezas menores, además de olfatear los sitios donde se almacenaba agua para tomar.

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La leyenda inicia un primero de abril, cuando los hispanos bajaron de sus tres naves en ocho ó 10 bateles, que eran embarcaciones menores para navegar en aguas bajas. En ellos venían más de 100 soldados con pipas para almacenar agua, y claro esta, una Lebrel que, como dicho está, sería para guiar donde se encontraba el agua y además para cazar animales como conejos, pavos, puercos y hasta venados.

La hipótesis más cercana indica que al tocar tierra firme en las primeras horas de la tarde, la Lebrel hizo su tarea y con insistentes ladridos los guio hasta un Chultún (sistema de captación y almacenamiento pluvial compuesto de una cámara subterránea en forma de botella, construida por los mayas) donde había suficiente agua para beber.

Los detalles del combate al amanecer del día siguiente y sus resultados han quedado registrados; no así, el paradero de la perra. Pues bien, el destino de la Lebrel pudo haber sido la selva, escondida de los horrores de la batalla. ¿Qué sucedió con este animal, cuando maltrechos los españoles abandonaron la Bahía?

Quinientos años después de esta epopeya, en Champotón se hace orgulloso alarde del Chen Pec (Pozo del Perro) por ser uno de los pocos lugares históricos donde el principal protagonista fue una Lebrel traída de España. ¿Verdad o ficción? Tal vez nunca se sepa a ciencia cierta, pero “El Chen Pec” es hoy uno de los sitios turísticos más emblemáticos de la Bahía de la Mala Pelea

Con información de Champotón, 500 años de la Mala Pelea

SY