Al igual que el combustible, el kilogramo de la tortilla y los alimentos de la canasta básica, que día con día van en aumento, de centavo en centavo y hasta de varios pesos, subiendo el precio de todo, que a simple apariencia no están afectando a la economía familiar de habitantes de Hecelchakán, sin embargo, estos incrementos aparentemente minúsculos si vienen registrando día con día afectaciones en los bolsillos, sobre todo de los de escasos recursos viven al día, que son los que sufren estas constantes alzas que no paran
En lo que va de este año que sigue siendo difícil para todos, los incrementos a prácticamente todos los productos básicos han tenido aumento a los precios, pues el ir al mercado público, a las tiendas de autoservicio se puede constatar que todo va aumentando y el principal argumento que se pone es el incremento constante de centavo por centavo al precio de la gasolina que no para, a pesar de lo que se dice en los discursos, pero la economía se sigue dañando.
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Fernanda Euán Matos, comerciante en el mercado público, dijo que ya no se puede controlar el precio de los productos de la canasta básica porque una gran parte de la mercancía, es traído de la ciudad de Mérida y cuando llega los propios mayoristas ya le incrementaron el porcentaje y esto desde luego que afecta porque se le tiene que cobrar a los clientes con alzas que de igual modo les afecta demasiado.
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Rodolfo Chí May, comerciante de alimento para pollos y cerdos, señaló que en esta semana que llegó la mercancía que acostumbra recibir la tonelada de lo que consumen las aves tuvo un incremento de cinco mil pesos y esto desde luego que se tuvo que subir para la clientela y algunos hasta se molestan pero no se puede vender como antes porque va quebrar el negocio que se está sosteniendo entre “alfileres” porque además no nos recuperamos de esta pandemia.
El salario mínimo que se incrementó a principios del presente año de nada sirvió porque se pulverizó con estos aumentos a todos los productos, que se compren, una vez que la gasolina sigue incrementándose lentamente y esto obliga a los comerciantes a tener que cambiar el precio de las etiquetas y los más afectados son precisamente las familias que menos tienen.
RC