Cultura

Ivi May Dzib

Apuntes de un escribidor

La estrepitosa caída del PRIAN en las elecciones del pasado 1 de julio se debió precisamente a esa incapacidad del gobierno de escuchar a la ciudadanía. Supuestamente los elegimos para representarnos y solo velaron por sus propios intereses, hicieron lo que quisieron, sobre todo cuando se trató de decisiones tan importantes como la reforma educativa, laboral y energética. Sabíamos que con esas reformas al pueblo le iría muy mal y que los políticos y sus amigos se llevarían las grandes ganancias y no nos equivocamos. Una gran parte del pueblo no estuvo de acuerdo con que se aprobaran estas reformas y salió a las calles a dar su opinión con marchas y bloqueos. La respuesta del gobierno fue enviar granaderos y al ejército a las calles para reprimir a los manifestantes, mostrando cuál era el nivel de diálogo de nuestros flamantes gobernantes y así, sin más, se aprobó lo que muchos repudiaban.

En lo que podríamos presumir un significativo cambio, el presidente electo Andrés Manuel López Obrador convocó a una consulta nacional para decidir el destino del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM). Desde la precampaña y la campaña por la presidencia, el nuevo aeropuerto fue un tema importante, sobre todo porque se documentaban muchas anomalías y en lo que toca el actual gobierno federal, se especulaba que había un gran ambiente de opacidad y corrupción. Ahora nos queda claro que hay un grupo de empresarios que serán los beneficiados y que el costo del aeropuerto se disparó de manera exagerada, lo que beneficiará, no al país, sino a unos cuantos. Hay muchos que se alegraron por la posible cancelación del aeropuerto y otros que se enfurecieron y mandaron a sus lacayos de diversos medios de comunicación para hacer una campaña de miedo, aduciendo que las inversiones en el país se detendrían.

Ante este panorama, los mexicanos deben elegir, entre el 25 y 28 de octubre, entre dos opciones: que se mantenga la actual construcción de la terminal aérea en el antiguo lago de Texcoco. O bien, reacondicionar el actual aeropuerto y el que se ubica en Toluca, Estado de México, así como construir dos pistas en la Base Aérea Militar de Santa Lucía. Empezó la votación y enseguida los desmanes, no faltó quien cuestionó la falta de legitimidad de este ejercicio democrático y no faltó quien fue más lejos y votó cuatro veces solo para demostrar que la consulta puede amañarse. También hubo acarreados a quienes se les llevó para votar a favor del aeropuerto. Lo que nos deja esta consulta es que siempre habrá quienes se quieran aprovechar de las fallas de un sistema para llevar agua a su propio molino y que como mexicanos no estamos preparados para la democracia, la cultura del robo y el fraude que nos dejó como herencia el PRIAN está muy arraigada en nosotros.

Es la primera vez que una obra pública de esta magnitud se somete a consulta en México. Y hasta ahora el ejercicio ha provocado una profunda controversia. Parece que a muchos mexicanos les satisface más que el diálogo sea a través de los macanazos, las balas de goma y los gases lacrimógenos, parece que la voz de malestar de los poderosos solo se deja ver cuando se atenta contra sus intereses económicos y no cuando se atenta contra la vida de los ciudadanos, parece que la sonrisa solo puede estar con nosotros cuando se deciden las cosas de manera arbitraria, sin importar nuestro sentir, parece que nuestro odio hacia AMLO es más poderoso que la posibilidad de que el pueblo tenga voz, parece que tenemos nostalgia por ser heridos y golpeados.

ivimayd@hotmail.com