Cultura

Las raíces genealógicas de Fabulística

Por Fernando Muñoz Castillo

II

No hagas caso de la gente

Sigue la corriente y quiéreme más

Que si esto es escandaloso,

Es más vergonzoso: ¡no saber amar!

Escándalo.

–(Carraspeé profundo) Bueno, trabajo en eso, aunque ahora ando desempleado. Ya sabes que la situación actual es como un horno que no está para bollos, ni pollos rostizados. De hecho ni horno hay, porque hay escasez de leña y cerillos.

–Jmm, mmm, jmmm… ¿me estás insinuando que no me quieres ayudar, pedazo de pelmazo?

–Creo que soy pedazo de palmito en conserva y no lo que “dijistes”. Lo que quería que entendieras es que estoy fuera de base, desentrenado, pero no hay porqué temer; lo que bien se aprende no se olvida. Comencemos, pues. ¿Qué tienes allí? ¿Qué es tanto papelerío?

–Es toda la información que encontré en los arcones del tiempo y que mi familia acumuló en sus andares por la joroba de la tierra y bajo el dios Sol y la diosa Luna. Desde el comienzo de…¡los comienzos!

–Maare nena, esto se pone interesante…déjame revisar para “sochear” a gusto…

–Está todo hecho un “shek”. Nada tiene ni pies, ni cabeza, ni manos, ni sexo.

–No te preocupes, primero pondremos todo en orden por épocas, de acuerdo a los textos y en qué están escritos: piedra, papiro, papel de arroz, papel de maguey, de algodón, etc…

–Ay, mi chulito precioso, eso no se me hubiera ocurrido a mí y mira que soy paleógrafa, aunque un poco disléxica. Pero escribo a máquina mejor que Luisa Lane.

Prendió más focos “lets”, para que nos sintiéramos como si fuera de día, trajo café árabe recién hecho y unos panes de muerto rellenos de crema de almendra.

Fue así como comenzamos la tarea de poner todo este “shushak” en orden. Y es aquí donde comienza la historia genealógica de Fabulística.

En el principio de los tiempos, la Diosa de la Noche, hija del Cielo y de la Tierra, casóse con Aqueronte, dios-río de los infiernos, de este matrimonio nacieron las Furias. Cuentan que el Dios Sueño, huyendo de la cólera de Zeus, por una peladez que le hizo, se refugió en el seno de su madre, la Noche, y el padre de los dioses al ver esto, se apaciguó por el “contacto” que sostenía con la diosa. Incestuosa, la Noche tuvo un encuentro cercano con el Sueño y de este perfecto y maravilloso amasiato nació una preciosísima “ninia” a la que llamaron Fábula. Pero según Hesíodo, Fábula tuvo como medios hermanos a la Suerte, la Muerte, la Aflicción, al Fraude, a la Amistad, la Vejez, a la Discordia y a su hermano-padre el Sueño.

–¡Qué horror! Desciendo de un incesto, siento que me va a dar un supiritaco supremo. Voy por un ajenjo triple. ¿Quieres uno igual?

–Bueno, si esto ya comenzó de esta manera, el final será alucinante. Ah, mi querida y estimada Fabuslística, es menester decirte que los hijos del incesto son los hijos del amor, según algún sabio dijo por allí…la nobleza está repleta de hijos del amor que se siguen casando entre sí.

–Qué promiscuidad tan indecente.

Y de un sorbo se echó tres ajenjos dobles, yo sólo vi cómo el Hada Verde revoloteaba sobre su cabeza llena de mirtos y azucenas. Pensé que ya estaba alucinando, así que decidí seguir con mi relatoría, no sin antes hacer hincapié.

–Pero tú querías y soñabas con pertenecer a la nobleza ¿no es así?

(Silencio sepulcral, por el trancazo de absenta)

Continuará.