Cultura

Telchac de León

José Iván Borges Castillo*

Impresiones de viajero

Entre los municipios llamados de la costa yucateca, más populares, se encuentra el que lleva por nombre Telchac, sin bien se denomina pueblo, para diferenciarlo del otro Telchac que es un puerto, ambos comparten momentos de historia. Primero fue Telchac Pueblo el lugar de asentamiento maya cercano a la costa, donde familias mayas se trasladaban al puerto constantemente para buscar beneficios propios de la mar, como la sal y pescado.

Conocí el pueblo de Telchac una mañana de mayo, de hace apenas un año atrás, recuerdo que me bajé justamente a la entrada de la plaza principal, miré con asombro las callecitas, con sus antiguas casas de aire colonial, luego encaminé mis pasos al vetusto convento de San Francisco, que perteneció a la Orden Franciscana.

El pueblo es en su fisonomía una traza hispánica sobre un pueblo maya. La antigua iglesia parroquial, que fuera en la dominación española un convento de los franciscanos, las casonas coloniales y decimononas revelan ante los ojos del visitante, como en el museo vivo, la historia del pintoresco lugar.

El Chilam Balam de Chumayel nos revela un punto importante de su pasado y su origen, cuando en el primer libro de los linajes se lee, que saliendo de Sinanché los Itzáes: “Y llegaron al pueblo de Chac. Y llegaron a Dzeuc y Pisilbá, pueblos de sus parientes. Y a otro, a donde llegaron sus abuelos. Allí aliviaron su ánimo”. Por el camino y pueblos mencionados antes y después, se entiende la alusión al pueblo de Telchac, cuando dice el pueblo de Chac.

Por esta razón el origen de Telchac es prehispánico, fundado por familias mayas campesinas. Y cuando llegó la evangelización los franciscanos respetaron al pueblo y redujeron a otros pequeños pueblos circunvecinos, logrando acrecentar su población.

El nombre mismo del lugar nos revela precisamente ese pasado maya antiquísimo. Si el Chilam Balam de Chumayel lo menciona como Chac, existe toda la probabilidad de que entonces sea referido como Ti Chac, dado que así aparece en la documentación colonial prehispánica, de Ti o Te que es locativo. El nombre del lugar hace referencia a la deidad de Yum Chaac, el dios maya de la lluvia.

Los diferentes estudiosos mayistas han ofrecido diferentes versiones de la etimología de este pueblo. Juan Pío Pérez expone, que Chac son unos troncos de árboles conocidos, que se forman en tablas. Para 1910, en su Etimologías Mayas, Manuel Rejón García señala: “La parte maya de Chac o Chaac es el nombre de un conocido arbusto de que se extrae el almidón de sagú”. Siguiendo esa misma idea Alfredo Barrera Vázquez dice que se trata de una raíz de mangle, de color rojo.

En su estudio del Chilam Balam, don Antonio de Mediz Bolio dejó entrever la relación del nombre de Telchac con el dios maya de la lluvia, Chaac.

Tras la conquista española fue colocado el pueblo de Telchac como una encomienda de españoles avecinados en Mérida, los antiguos soldados de la tropa conquistadora. Para finales del siglo XVII, fungía como encomendera de este pueblo doña Eugenia de la Cerda y Figueroa.

Dada su cercanía con la costa yucateca, el gobierno español mandó erigir una vigía en el puerto cercano en 1561, esto para el también llamado Telchac, como extensión del mimo poblado. Tan sólo diez año después, en 1571, los piratas llegaron al puerto incendiaron la vigía y penetraron hasta el pueblo de Dzemul para saquearlo y asaltarlo.

Como parte de la administración española y al cuidado de los pueblos de la provincia de Yucatán, el gobierno español puso especial vigilancia en sus puertos y pueblos cercanos.

Herencia del periodo colonial es su iglesia católica y su antiguo convento franciscano. Sus altos campanarios son visibles desde lugares distantes. El convento fue erigido en el capítulo franciscano, fray Diego López de Cogolludo escribe a propósito: “La de Tichac es convento desde el año de 1603, y su iglesia tiene por titular a nuestro padre San Francisco”. El venerable edificio sacro, resguarda uno de los retablos coloniales, patrimonio de Yucatán, con pinturas y columnas salomónicas del siglo XVIII. La imagen patronal de San Francisco de Asís, es una obra de arte de gran mérito. El pueblo en general le profesa especial devoción, Telchac quiere y protege a su patrono y él quiere y protege a su pueblo. Las leyendas dicen que fue encontrado a orillas del mar en el antiguo rancho porteño de Miramar, y con su descubrimiento fue llevado a la iglesia para ser especialmente venerado. Desde entonces se armó el novenario piadoso en las vísperas del 4 de octubre, su día señalado en el santoral. Gremios, misa y novenario que concluye con la solemne procesión del Seráfico Padre fundador por la plaza principal de Telchac marcan el culmen de las fiestas tradicionales de este pueblo.

Ocurrió una vez un triste suceso: en la solemne procesión de San Francisco, un camión entró y arroyó a las personas que participaban en el acto religioso, quedando varios heridos y, dicen, que hasta algún muerto en medio de la gran confusión; algunos dicen que San Francisco les quiso dar aviso, ya que la calavera que sostiene se le cayó en dos ocasiones. Aquel triste evento, quedó marcado en la memoria del pueblo.

La fiesta tradicional de Telchac es muy antigua, en los archivos fotográficos del estado se encuentra una fotografía de la corrida de toros en la plaza principal, con el tablado armado y el campanario de la iglesia al fondo.

En la historia religiosa se registra la cofradía a la Virgen de Telchac, para la segunda mitad del siglo XVIII. Su terreno era Te Yaxché o Tyaxché, donde tenían ganado vacuno y otros bienes de la virgen y su cofradía. Aún existe la sagrada imagen de la Virgen en una columna colocada en el presbiterio.

El singular palacio municipal es de dos plantas y en sus bajos corredor y explanada he bailado jaranas al compás de reconocidas orquestas jaraneras de renombre que el H. Ayuntamiento, en su afán de rescate de las tradiciones no repara en llevar hasta el lugar. Hermosas mestizas se dan cita en la noche de vaquería, como mi apreciada amiga Sharelly Argaez, cuya estampa ilustra esta publicación mirando a su patrono San Francisco.

En la historia de Telchac se registra algo de suma importancia, y es el asunto debido a su apellido “León”, impuesto en honor de Rómulo León, un soldado muerto en la Guerra de Castas. Esto lo hemos encontrado en nuestras investigaciones históricas en el Archivo General del Estado, al dar con el acta original de tan feliz decreto. En el año de 1878, la legislatura del estado decretó que los ayuntamientos y juntas municipales unieran su nombre al de un célebre héroe nacional o del estado, haciendo que estos sirvieran de lustre o divisa. La Junta municipal de Telchac obedeciendo al decreto acordó en sección extraordinaria celebrada en ese mismo año, tomar el apellido de León en honra del mencionado soldado. Y dicha acta está fechada en septiembre de 1878, y se tornó por llamar oficialmente al pueblo como “Telchac de León”. Si bien, el uso del nombre declinó en breve, solamente unas cuantas poblaciones yucatecas conservaron su apellido, como es el caso de mi pueblo Tekal de Venegas, o de Dzilam Bravo o González.

Por la misma acta sabemos, que se nombró a la plaza principal del pueblo con el nombre de Evaristo Pacheco, y la menor que se haya en el oriente se llamó de Nicolás Martín.

Ahora que hemos aclarado, este importante asunto de la historia local, hacemos votos para que recupere este municipio su apellido y que desde ahora sea llamado como ¡Telchac de León!

De algo estamos ciertos, falta escribir la historia del pueblo de Telchac.

Mi gratitud al periódico POR ESTO!, cuya divisa “Dignidad, Identidad y Soberanía” nos permite compartir estas cortas líneas.

*Escritor Comunitario