Cultura

Ecos de mi tierra

Francisco Riverón Hernández

V

773 Cienfuegos

Perla-miel, que un corazón engarzó al sur de una joya, beso blanco en que Maroya disuelve el oro de Huión. Por ti manos de algodón hilaron sueños labriegos, por tí se alzaron en ruegos voces de Galia y Castilla y en la magia de una antilla brotó un milagro: ¡Cienfuegos!

¡Salve, reina de mi suelo! Ternura que se hizo flor, por tí coronas de amor tallaron manos de cielo. El mar, espuma y pañuelo, besa y enjoya tus pies, qué linda reina te ves en tu estatura de caña: Mitad salero de España, mitad perfume francés.

Tú eres gracia siboney cayendo de Guanaroca y por hacerte la boca molieron mango y mamey. Por tí, sangre de batey encendida en un suspiro, aquí, donde tu retiro se pone un traje de playa, mi verso de guardarraya levanta un trono guajiro.

Y tú reina y yo callado súbdito de guayabera, tú, risa de primavera, y yo, lágrima de arado. Junto al trono levantado iremos a conversar… Y tú me vas a contar con tu voz, canto de olas, la historia que hablan a solas el arroyo y el palmar.

Me dirás cómo Cienfuegos, luz rompiendo nubes grises, tornó en soldados mambises sus pacíficos labriegos. Cómo para que tus juegos hablen hoy de claridad, ayer, en una ansiedad de azul, se rompió su vena, y sembró con sangre buena su amor a la libertad.

Cómo Cerice, Cavada, Luis de la Maza Arredondo, sembraron fuego en el fondo de la sin par llamarada. Cómo en una clarinada se soltaron desde tí, por el sendero mambí, que en una explosión de manos, le señaló a los cubanos el dedo-sol de Martí.

Y cómo el mulato aquél llegó a Mal Tiempo, jinete de azúcar, dado en machete, abriendo rutas de miel. Cómo desangró en clavel de luz su color oscuro, cómo rebelde y seguro más de ser que de llegar, echó un pueblo a caminar por caminos de futuro.

Para que te hicieras fragua y corazón que construye, para que el mar se encocuye junto al Castillo de Jagua, para que yo endulce un agua de sal junto a tu alegría, para que la noche mía encuentre sabor de aurora, en la ilusión pescadora que enlucera tu bahía,

y para que puedas hoy coronarte con la brisa, y yo explique a tu sonrisa lo enamorado que soy, para que mientras me doy en la voz de una tonada, envuelva en una mirada de campesina ternura, tu piel, que sabe a frescura y a caña recién cortada,

¡Salve, reina de mi suelo! Ternura que se hizo flor, por ti coronas de amor tallaron manos de cielo. El mar, espuma y pañuelo, es de miel porque te besa. ¡Qué linda te das, princesa, al viaje de cada ola…! Mitad: Bisnieta española. Mitad: Bisnieta francesa.