Cultura

El panfletario perfecto

Manuel Tejada Loría

Ey, adalid, deja ya de simular. Ya no te cree ni tu sombra. De lo que dices ser qué serás en realidad.

Ey, paladín, ¿cuántas amistades más? ¿A quién venderás en la mesa del café? ¿Qué turbio ‘secreto del corazón’ te dará el poder? Ey, justiciero lo que aprendiste del Maestro lo aprehendiste bien ¿No es hora ya de soltar y reconocer?

Ey, digno, mejor ponerse a trabajar. Eso es verdadera dignidad. El orgullo apenas alcanza para un instante y nada más.

Ey, pacifista no sólo se trata de leer, escribir o reescribir; también se trata de morir.

También se trata de renacer, patriarca, de volver sin ego y sin poder