Cultura

En defensa de la ética de la radio

Pedro de la Hoz

A escasas jornadas de la celebración del Día Mundial de la Radio, hoy 13 de febrero, un hombre del medio fue asesinado en Tabasco. Chuchín Ramos, con veinte años llevando sobre sí las riendas del espacio Nuestra región hoy, en la planta Oye 99.9 FM, recibió ocho balazos mientras desayunaba en el restorán de un hotel del municipio Emiliano Zapata.

Retomo esa noticia que conmovió a la nación porque el Día Mundial de la Radio este año promueve el diálogo, la tolerancia y la paz. Me hubiera gustado que el segundo sustantivo del lema fuera convivencia; cada vez que oigo la palabra tolerancia me parece que se apuesta por una transacción, como quien dice: te admito, no queda otro remedio, aunque de plano odie lo que piensas y haces. Convivir es mucho más humano; reconocernos y aceptarnos recíprocamente en las diferencias.

De todos modos, el lema vale para los tiempos que corren, y viene justo a resaltar el papel que puede y debe desempeñar la radio ante la urgencia de contar con una plataforma tanto para el diálogo y el debate democrático como para la orientación y la educación ciudadana.

El Día Mundial de la Radio es una iniciativa de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). En esa fecha de 1946 quedó establecido el Sistema de Radio de las Naciones Unidas. La Academia Española de la Radio elevó la propuesta de celebrar cada 13 de febrero el Día Mundial del medio de comunicación, lo cual fue aceptado en 2012 como una oportunidad para que la comunidad internacional, y cada país en lo interno, celebre su impacto en nuestras vidas, bajo el supuesto de que la radio nos informa, transforma y une.

Pero para que esto sea realmente efectivo se requiere fomentar una vocación de servicio no siempre presente siquiera en las radioemisoras públicas, no digamos ya en las privadas, más atentas a la facturación que a las ideas.

Y ese servicio comienza por el conocimiento y la consideración de las exigencias y necesidades de las audiencias –dicho sea esto en un sentido multívoco– y termina con la responsabilidad ética que deben asumir los emisores.

Claro está, hace falta mantener en alto el profesionalismo y la experimentación. Un colega mexicano señalaba como amenazas de la radio pública, el amateurismo y la obsolescencia, y observaba cómo si hace algunas décadas la producción de los programas era parte de una mezcla de grandes empeños individuales, escasísimos recursos, tecnologías magras y la respiración sobre la nuca del Estado, los esfuerzos habrían ya de permitir mayor arrojo e innovaciones que, por el momento, hacen su aparición solo de cuando en cuando. Y concluía con que no era suficiente con confiar en que, comparado con la raquítica oferta de cultura y diversidad en la radio comercial, la radio pública será siempre la alternativa, porque las alternativas también pueden volverse rancias.

Todo tiene que ver con la visión que se tenga de la cultura. La transmisión de sus contenidos no tiene por qué ser sinónimo de edulcoración ni aburrimiento. En cuanto al entretenimiento, importante función de la radiodifusión, no debe confundirse con la vulgaridad, la banalidad y la venta de falsos valores.

En otro orden sería bueno tomar nota de dos ideas subrayadas por Audrey Azoulay, directora general de la Unesco, en su mensaje por el Día Mundial de la Radio, a tono con realidades que nos son cercanas en esta parte del planeta.

Al recordarnos que la radio sigue siendo uno de los medios de comunicación más reactivos e interesantes que existen, se adapta a los cambios del siglo XXI y ofrece nuevas formas de interacción y participación en las conversaciones que importan, especialmente para los más desfavorecidos, señala sus potencialidades como antídoto a la negatividad que a veces parece predominar en internet y las redes sociales.

Y en otro momento del mensaje dice: “La diversidad lingüística en antena es también fundamental: el derecho de las personas a expresarse en las ondas en su propia lengua. Este aspecto adquiere este año un significado especial, ya que la Unesco lidera las celebraciones de la comunidad internacional en conmemoración del Año Internacional de las Lenguas Indígenas”.

No perdamos de vista esos reclamos. O, mejor dicho, ya que hablamos de radio, no los perdamos del punto de escucha.