Cultura

Madre y Muerte. Historia de un mismo nombre

Ivi May Dzib

XVI y última

¿Cómo se le habla al desaparecido?

Tocan a la puerta

MADRE: Una bala en la cabeza.

—¿Te dispararon?

—¿Cómo sobreviviste?

MADRE: Estoy muerta.

—No puedes estar muerta porque estás aquí.

—Eso no quiere decir nada.

—El público nos ve, esa es una prueba de que estamos vivas. No hay que perder la cordura, no hay que dejarse llevar por la emoción, somos madres pero también somos actrices.

—Seguimos vivas.

—No me cansaré de repetirlo.

—Lo repetiré hasta el cansancio para que nazca una flor.

MADRE: Creo que nadie puede ver el invernadero de la Muerte, creo que por eso me mataron. Fui muy lejos en su búsqueda, eso, parece que no está permitido. No encuentro ninguna otra explicación para estar muerta que haber visto el invernadero de la Muerte.

—Es el teatro, la convención, se rompen los esquemas.

—Es gracias al teatro.

Tocan a la puerta.

—Nos tenemos que ir.

—Si esperan un final se van a decepcionar porque para estas historias no hay finales.

—Historias como estas continúan, continúan para siempre.

—“El pasado 17 de octubre de 2014 el cadáver de Margarita Santizo fue velado en la calle Bucareli de la Ciudad de México, frente a la Secretaría de Gobernación. Así se cumplía la última voluntad de la difunta, que había buscado sin éxito a su hijo desaparecido”.*

—“La escena sirve de alegoría para un país donde la política amenaza con transformarse en un rito funerario”.

—Yo puedo quedarme aquí.

—O salir a las calles a seguir buscando.

—Aunque sea a gritos.

—Porque ¿cómo se le habla al desaparecido?

—Cada quien tendrá su propia forma de hacerlo.

—O una en común.

—Cumplimos con exponerles los hechos.

—La historia de una Madre.

—Nos tenemos que ir. Vamos a una manifestación.

—Una manifestación se puede dar en diversas partes, incluso en un teatro.

—No nos den las gracias, no pueden agradecernos nada, no les hemos dejado nada como para que nos agradezcan.

—No aplaudan, lo que necesitamos es un minuto de silencio.

—O dos.

—Ese par de minutos es la mejor ofrenda que pueden dejar aquí y ahora.

—Desde esas butacas.

—Y no es a nosotras, háganlo por respeto a los desaparecidos de este país.

—Después de que nos vayamos inicien ese o esos minutos de silencio. Les pedimos con todo el corazón que lo hagan.

—Por ustedes.

—Por sus hijos.

—Por sus hijas.

—Por sus hermanos.

—Por sus hermanas.

—Y por sus padres.

MADRE: Después pueden salir e ir a donde quieran.

Las actrices salen del lugar de la representación. Con la ayuda del gran reloj se podrá llevar la cuenta de los segundos silentes.

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*Los dos parlamentos entrecomillados en el epílogo son de la autoría de Juan Villoro. Esta obra ganó el V Concurso Nacional de Dramaturgia Altaír Tejeda de Tamez en el año 2016.