Cultura

Bailarines y músicos solidarios en comunidades habaneras

Ante cataclismos de índole diversa, no pocos artistas e intelectuales, en muchas partes del mundo, se movilizan y ponen por delante su prestigio en campañas destinadas a restañar las heridas de tales embates.

Cuba ha sido testigo por estos días de una gesta solidaria. Apenas unas horas después de la brutal arremetida de un tornado contra cinco municipios del área metropolitana de La Habana en la noche del 27 de enero pasado, decenas de miles de cubanos, de manera generosa y espontánea, comenzaron a socorrer a sus compatriotas damnificados.

Si por un lado las autoridades, encabezadas por el presidente Miguel Díaz-Canel, establecieron de inmediato estrategias prioritarias, en primer lugar proteger vidas, y luego restablecer servicios básicos, recoger escombros, atender a los damnificados, y determinar dónde están los recursos, con organización, destinados a paliar los efectos devastadores del evento meteorológico, la ciudadanía, motu proprio, acudió a las zonas impactadas para ayudar en las tareas de rehabilitación, recaudó fondos y donó ropas, enseres domésticos y otros artículos.

Como parte de lo que alguien con acertada metáfora llamó tornado de solidaridad, los artistas han dado su aporte. Entre los primeros, Haydée Milanés, el pianista de jazz Roberto “Cucurucho” Rodríguez, la Camerata Romeu y una brigada de trovadores, teatristas y promotores culturales de la Asociación Hermanos Saíz de jóvenes escritores y artistas.

El pasado fin de semana tuvo lugar en el Parque de La Pera, en Centro Habana, el concierto Habana de pie, en el que participaron el multiinstrumentista Alain Pérez, los cantautores Raúl Torres, Raúl Paz y David Blanco, el grupo Interactivo, el grupo Yissy Banda Ancha, el trío de jazz Real Project, la rapera Telmary y el quenista Rodrigo Sosa. Los asistentes llevaron donaciones.

Pocos días después, convocados por los compositores y directores de agrupaciones de música popular Giraldo Piloto (Klímax) y Leonel Limonta (Azúcar Negra), orquesta de baile de notable convocatoria y tradición, como el venerable Septeto Habanero, la Sublime, el conjunto Chapotín, la orquesta Neno González, Yuli y Habana C, Wil Campa, Caribe Girls, y los vanvaneros Lele y Mandy animaron el Salón Rosado de la Tropical Benny Moré por más de cuatro horas en el concierto Voy por ti, destinado a la recaudación de fondos. Los Van Van ofrecieron una presentación especial en el centro cultural El Sauce con igual propósito.

Los vecinos del barrio Guaicanamar, en el municipio Regla, se sorprendieron al final de una de estas mañanas cuando vieron irrumpir a sesenta músicos en ropa de andar a diario acompañados por sus instrumentos y abultadas valijas de ropas y objetos útiles. Eran los integrantes de la Orquesta Sinfónica Nacional; del ensayo a la comunidad fue el lema que los animó. Al término de una de las arduas sesiones de montaje de la Tercera sinfonía, del centenario maestro Alfredo Diez Nieto, estreno mundial en La Habana, llegaron a Regla también para ofrecer música.

Un testigo escribió: “Tan hermoso como el gesto de los músicos de la OSN fue el de los vecinos de Regla. Organizados, disciplinados, con rostros marcados por la desventura, pero agradecidos, aplaudieron a los músicos a su llegada y disfrutaron de la famosa obra de José White, La bella cubana, los intérpretes apretujados en un pasillo entre dos edificios y compartiendo los atriles bajo la batuta del maestro Enrique Pérez Mesa. Durante la ejecución del tema se impuso el silencio, solo roto por los equipos y maquinarias que otros hombres, igualmente solidarios, empleaban para levantar postes, desplegar cables eléctricos y telefónicos, y recoger escombros. La magia de la música se apoderó del lugar creando una nueva dimensión espiritual y estética, que por un momento se llevó lejos de allí la tragedia”.

Una treintena de personas, entre ellas dos embarazadas y tres niños, albergadas en dos instituciones habilitadas para dar amparo a quienes perdieron techos y paredes, recibieron la visita de destacados miembros del Ballet Nacional de Cuba. Allá fueron con la mano tendida y el corazón dispuesto –portadores de ayuda material y aliento moral– los primeros bailarines Viengsay Valdés, Sadaise Arencibia y Dani Hernández, junto a maestros y técnicos de la compañía que dirige la gran Alicia Alonso.

El historiador del BNC, Miguel Cabrera, hizo saber que a la iniciativa se sumaron con aportes desde el exterior un grupo de bailarines y profesores formados por la Escuela Cubana de Ballet, como Marbelis Zamora, Paulina Chahin, Lorna Feijóo, Nelson Madrigal, Lixion Avila, Yanela Piñera, Camilo Ramos, Joel Toledo, Yonah Acosta, Yoel Carreño, José Manuel Carreño, Mirian Roche, Ileana Crusellas y Reina Rojas. También lo hizo la notable coreógrafa catalana María Rovira. A los damnificados hicieron saber: “¡Seguimos en puntas, pero con los pies en la tierra!”.