Luis Carlos Coto Mederos
340
Puntos de vista
Estaba un loco clavando
una puntilla al revés,
pero otro orate, a su vez,
se lo estaba criticando.
Tu “coco” está patinando,
bien se ve que estás demente,
pon a trabajar tu mente
que la cuestión es sencilla:
¿tú no ves que esa puntilla
es de la pared de enfrente?
Otro loco llega a un bar,
ve un vaso que hay bocabajo,
lo mira de arriba abajo
y comienza protestar:
Ya no saben qué inventar,
el mundo está trastornado,
díganme que estoy chiflado,
pero a cualquiera le choca
que hagan un vaso sin boca
y de contra, desfondado.
Gilfredo Boan Pina
341
El tractor y la carreta
Era un moderno tractor,
de color rojo pintado,
pero más enamorado
que el gallo de Nicanor.
Cuando hacía su labor
en los terrenos que araba,
cada vez que remolcaba
las carretas o en la trilla,
hasta de una carretilla
el tractor se enamoraba.
Y cuando su tractorista
lo baña, sale después
orondo como un burgués
del tiempo capitalista.
Pero en su afán de conquista,
como no pierde un segundo,
cierta vez por Nuevo Mundo
mirando una guarandinga,
casi se descuajeringa
en un barranco profundo.
Con tanta galantería
hasta perdió la chaveta
por una linda carreta
del central “Santa María”.
A ésta sí que le decía
con su voz ronca y extraña:
Mi corazón no te engaña,
quiéreme, mi carretica,
que tú debes ser tan rica
como el melado de caña.
La carreta dulce y bella,
me cuentan que al fin lo quiso,
cerrándose el compromiso
con un beso dado a ella.
Cuando la carreta aquella
allí en el corte, parada,
le hizo la seña acordada
vino el tractor, la enganchó
y después se la llevó
porque ya estaba cargada.
Francisco Echazábal.
342
El chucu-chucu de la esquina
Conserva siempre en el pecho
este aviso, amiga mía,
que a los dieciséis y un día
pierdes todo tu derecho.
Si tu novio satisfecho
en el cariño se basa,
ten cuidado si te pasa
una mano y se defiende
que si la chispa se enciende
coge candela la casa.
Cuando con su coba un tonto
matrimonio te proponga
tú le dices que se ponga
para su número pronto.
Este consejo confronto
con las pruebas que recojo,
y si acaso por antojo
aprovecha tu desmayo,
antes de aflojar el gallo
piensa bien abriendo el ojo.
Quien no piensa lo que hace
y se deja seducir,
le puede sobrevenir
un tremendo desenlace.
Y para que no te pase
lo que le pasó a Loló,
díle a tu novio que yo
le recomiendo sin pena
que juegue con la cadena
pero con el mono, no.
En fin, cuida tus encantos,
date mérito, bobita,
que la mujer necesita
eliminar sus quebrantos.
Y si te persiguen tantos
pretendientes de la plaga,
le dices a quien te haga
promesas de falso amor:
“Chivo que rompe tambor
su mismo pellejo paga”.
Manuel Lora Peña