Ivi May Dzib
Ficciones de un escribidor
II y última
NIÑO 1: Al principio vivían felices con su nueva forma humana, corrían y jugaban de un lado a otro, sabían los nombres de las cosas y entendían los asuntos de la Tierra.
NIÑA 1: Qué bonito, yo hubiera querido tener de hermanito un árbol o una planta.
NIÑO 2: Pero que no sea de chaya de monte porque si no, cada vez que lo agarres te va a picar…
Música, vemos como los tres personajes tienen una ruptura, uno de ellos se separa del grupo de tres, pelea con los otros dos, ruptura definitiva.
NIÑO 1: Pero no todo fue felicidad. Porque después Che’chén se volvió malo, egoísta y ya no quiso jugar con sus hermanos. Se hizo solitario y en su corazón solo había rencor para su hermano X-kulub, pues se sentía envidioso de su alegría.
NIÑO 2: Pues es que a veces te enoja ver que a los demás les está yendo bien y a ti no.
NIÑA 1: Sí, es cierto, a veces eso pasa.
NIÑO 1: Un día que Che’chén rumiaba su coraje se encontró con X-kulub.
CHE´CHÉN: He visto como me miras X-kulub, te ríes de mí, veo que le susurras a mi hermana palabras en el oído para burlarte de mí.
X-KULUB: Ves cosas que no son, Che´chén, tú fuiste quien se separó de nosotros sin decirnos cuál es el motivo de tu enojo.
CHE´CHÉN: Me enoja su hipocresía, puedo ver que tú me quieres hacer mal, pero no te lo voy a permitir, antes de que me hagas algo, me ocuparé de ti.
X-KULUB: Pero si yo no te quiero hacer nada, eres mi hermano y solo por eso no podría desearte ningún mal.
CHE´CHEN: Vamos X-kulub saca tu machete y peleemos, antes de que me ataques a la mala prefiero darte una lección.
X-KULUB: No traigo machete y sería una vergüenza que atacaras a alguien que no puede defenderse, pero como no quiero seguir discutiendo contigo, mejor me voy.
NIÑO 1: En un arrebato de furia Che’chén tomó una piedra y aplastó la cabeza de su hermano contra la tierra que les dio la vida.
Vemos como Che´chen al ver el cuerpo inerte de su hermano llora desconsoladamente.
NIÑO 1: Luego de ver su obra Che’chén se sintió arrepentido
NIÑO 2: Pues ya para qué si ya desgració a su hermano.
NIÑO 1: Entonces corrió en busca de X-mudz para contarle la desgracia.
CHE´CHÉN: X-mudz he hecho una locura, algo imperdonable.
X-MUDZ: ¿Qué hiciste Che´chén?, ¿dónde está X-kulub?
CHE´CHÉN: Le he dado muerte, sentí celos de su alegría y sin pensar en nada más que en el odio lo ataqué con una piedra.
Los dos hermanos lloran juntos, se abrazan.
NIÑA 1: Pobrecitos.
NIÑO 2: ¿Qué hicieron, los agarró la policía?
X-MUDZ: Zamná, regrésanos a nuestra forma original, hemos cometido las mismas faltas que los hombres, hemos sentido odio en nuestro corazón y no queremos hacer más daño a la vida.
CHE´CHEN: Tengo vergüenza de andar por los campos sabiendo que le di muerte a mi hermano, te ruego que me devuelvas a la inmovilidad para que como compensación dé sombra y ayude a los hombres.
NIÑO 1: Compadecido, Zamná hizo caer a todos en un profundo sueño del que despertaron convertidos en plantas.
NIÑO 2: ¿Entonces se convirtieron en árboles para no seguir haciendo más maldad?
NIÑO 1: Eso cuentan los ancianos de los pueblos, y dicen que por eso cuando el Che’chén toca con su resina pestilente a algún hombre y le quema, siempre está cerca su hermano X-kulub para curar con sus hojas las heridas, y su hermana X-mudz se apresura para aromar con sus pétalos el camino de los mayas.
NIÑA 1: Por eso no debemos de tratar a las plantas y a los árboles mal, imagínate por todo lo que han pasado.
NIÑO 2: Ni es cierto, eso son solo historias.
NIÑO 1: Vámonos, por lo visto contigo no se puede hablar…
Terminan de regar, salen, Niño 2 se queda un rato, quiere maltratar una planta, escucha que lo están pisteando, ve si las plantas son las que lo están pisteando, le parece ver que una se mueve de forma extraña, por temor a que tengan vida como los humanos, mejor se va corriendo llamando a sus amigos.