Por Luis Carlos Coto Mederos
414
Pancho Fandango
En una fiesta de rango
en casa de Mariquilla
Doña Lola y Juan Canilla
quisieron bailar un tango.
Y al verlos Tingotalango
de risa se desternilla,
y al caerse de una silla
el pobre Pancho Fandango,
se estaba comiendo un mango
y se le fue la semilla.
Sale corriendo Bartolo,
le sigue detrás Gustavo,
y Pancho se pone bravo
porque lo dejaron solo.
En eso llegó Pirolo
que estaba pelando un pavo,
y al ver tan calvo a Guayabo
le dice sin protocolo:
–¿Quién ha visto un chivo bolo
coger guisaso en el rabo?
Guayabo, que es resabioso,
como un mulo corcovea
y con soberbia patea
los timbales de Pomposo.
El timbalero furioso
a palo limpio pelea;
se pone la cosa fea
y al infeliz Sinforoso
le pusieron por chismoso
de sombrero una batea.
Después de mucho trabajo
y no muy poco atropello
con la asistencia de Yeyo
se fue la semilla abajo.
Pero no pasó del “cuajo”,
y al poco tiempo de aquello,
viene Pancho sin resuello
y dice asustado: –¡Ajo!
¡Si ya estoy sintiendo un gajo
que me sale por el cuello!
Andrónico Cruz Luna
415
Los guanajos de Fernando
Los guanajos de Fernando
emiten tales sonidos
que con voluntad y oídos
parece que están hablando.
Gallinas que cacareando
imitan a mi vecina
y yo respondo: –¡Joaquina,
habla más alto, mi vieja!
Y al acercarme a la reja
solo hay allí una gallina.
Araceli de Aguililla
416
Increíble
Era no lengua, lenguaza,
tan descomunal que asombra.
La utilizaban de alfombra
en la sala de la casa.
Y si hablamos de bocaza,
para esa lengua albergar,
nunca se podrá olvidar
al dentuzo de Guanillo
que usaba como palillo
un tronco de palma real.
Rafael Sánchez Nicolao