Ivi May Dzib
Un padre es aquel que se levanta por la noche con el alma preocupada cuando los perros, desde la calle, son partícipes del llanto de la niña que sufre, porque le duele la cabeza y es que es tan pequeña que cree que le va a estallar, entonces ninguno de los dos duerme y él espera con mucha tristeza que amanezca para pedir ayuda y encomendar a su pequeña en manos extranjeras porque tiene que ir a trabajar.
Un padre es aquel que se ausenta y juega al dominó en el bar mientras que sus hijos caminan debajo de la lluvia con los ojos cerrados a causa del agua y que luego de caerse en un charco buscan una mano amiga, pero solo tienen el rencor de alguien que les dice que no tienen que llamar a nadie porque el “maldito” seguro que ahora se anda divirtiendo luego de que se lavó las manos para no regresar.
Un padre es aquel que llega a una casa, que no es la suya, con la seguridad de que los hijos que habitan en ella tienes que ser queridos como si fueran suyos, ya que son los de la mujer que ama, de ahí que en las fiestas él compre una piñata, la llene de dulces y no se inmute si alguien le dice que no debería de encariñarse tanto, ya que lo importante son los genes y la sangre y que la calentura por una mujer es pasajera y ya luego se te pasa.
Un padre es aquella mujer que ha sacado adelante a sus hijos porque la han abandonado o por alguna catástrofe y se jacta de ello, porque el niño o niña ha crecido a pesar de todas las batallas, ya que nunca dio nada por perdido, entonces un domingo cualquiera quiere gritar a los cuatro vientos que ella ha asumido dos papeles y sin importar el compromiso que tiene, con cumplir esas dos responsabilidades, es atacada por hombres y mujeres, quienes la tachan de ridícula, ya que padre solo hay uno y tiene que tener un pito colgando.
Un padre es aquel quien al igual que los personajes de las mitologías no dudará en sacrificar a su hijo si se lo pide un Dios iracundo o que es capaz de encerrarlos para protegerlos de un mundo egoísta que terminará por dañarlo, es ese hombre que después de la masacre cierra la puerta y piensa que los hijos se lo merecían porque esa era la mejor manera de vengarse de su mujer a quien le tiene un rencor inusitado y piensa que así cortará su “sublevación” de tajo.
Un padre es quien sin interesarle los hijos los conserva con ellos para demostrar que siempre tiene la razón y es entonces que con dinero intenta que los años pasen y que los niños crezcan sin ningún dolor y con la certeza de que están preparados para a vida, pero es muy posible que esos niños creen un círculo de dolor a su paso, ya que reproducirán la ausencia de calor en sus días de fiesta.
Un padre puede ser cualquiera, desde el pordiosero de la esquina, el albañil que bañado en sangre termina de luchar con cuchillo en mano para luego ser encerrado en una celda y todo porque lo miraron “feo”; el pastor que estafa a los feligreses, quienes tendrán que crecer a sus hijos en la pobreza y seguir pagando diezmo, hasta aquel que arregla la casa y juega con su hija a las muñecas. Un padre puede ser cualquiera, eso no es una novedad. Pero lo importante de toda la travesía no es ser, sino estar, porque a veces hay que recurrir a las simplezas.