Tan habituados estamos a prácticas rutinarias que muchas veces no sabemos ver esas otras realidades que tenemos ante los ojos. Para los yucatecos, el mercado Lucas de Gálvez es eso: una plaza mercantil. Van y compran, buscan provisiones y marchan. Los mercaderes amanecen, despliegan sus productos y bienes, las ofrecen, cobran y se van hasta el día siguiente. Unos y otros prueban suerte –mejores o peores– en el toma y daca de la oferta y la demanda, que se verifica en angostos pasillos y corredores atestados, donde es dado hallar lo pensado e impensado, lo posible e imposible, en una especie de relación naturalizada a lo largo del tiempo en un espacio determinado.
Hizo falta otra mirada, la de la fotografía de Pim Schalkwijk y las realizaciones pictóricas de Leandro Soto para redescubrir atmósferas y significados en el mercado Lucas de Gálvez. O mejor aún, para que de la exploración del imaginario desplegado en ese lugar emblemático de la ciudad de Mérida dieran el salto hacia una dimensión visual y antropológica compartida por otras muchas comunidades de un continente mestizo.
Sacbé, en lengua maya, nos remite a los caminos que enlazaban las rutas comerciales de la antigua civilización maya. Sacbé, camino de intercambio, se nombra la exposición que da cuenta de la confluencia de la poética fotográfica de Pim y la pintura texturizada de Leandro en torno a las vivencias de ambos creadores ante la observación de lo que sucede a diario en el mercado Lucas de Gálvez.
La muestra acaba de llegar a La Habana, donde ocupa la segunda planta de la Casa del Benemérito de las Américas Benito Juárez, institución cultural radicada en el Centro Histórico de la capital cubana que honra la entrañable amistad entre México y la isla. A los críticos, artistas y público que asistieron a la inauguración de la exposición les llamó la atención el rigor con que ambos artistas expresaron su compromiso con una estética que enaltece los saberes populares, y concordaron con las palabras del curador y galerista Guillermo Pérez Veranes, al cuidado de la exhibición habanera, quien calificó el conjunto como “un poderoso desafío identitario” que plasma señales de “autoctonía, resistencia y permanencia”.
Los autores departieron con los presentes y anunciaron el traslado de la muestra a Cienfuegos, ciudad natal de Soto al centro y sur de Cuba, luego de que concluya en agosto su estancia en la casona de la calle Obrapía.
Las fotografías de Pim son, en primera instancia, testimoniales. Pero ese es solo un punto de partida. Al recrear el documento en ampliaciones o banderolas de lienzo, decanta lo superfluo e incita al espectador a redirigir el punto de vista. El visor se abre paso en el laberinto de objetos y productos desplegados en un laberinto mayor. La metáfora visual trasciende el testimonio.
Leandro se eleva sobre el laberinto y lo reconstruye desde las alturas. El mapa del mercado se mentaliza en la abstracción geométrica y los signos de poética orientación. La participación del espectador es decisiva. El artista propone asociar colores a deseos o sentimientos. No hay lugar para el vacío; cada composición en relación dialógica con las fotografías de Pim, complementa la experiencia.
Vivir en Mérida es saber mirar y enseñar a otros a ver más allá de la mirada. Sacbé es propuesta de entendimiento de la condición humana.