Luis Carlos Coto Mederos
Francisco Pobeda (Tercera Parte)
Ramón de Palma, en sus estudios “Cantares de Cuba” le llama el más famoso trovador de nuestros campos y agrega después:
Hasta el presente, el único que se ha dado a conocer como verdadero trovador cubano es D. Francisco Pobeda que ha habitado largo tiempo en nuestros campos; pues, aunque hay en ellos muchos insignes improvisadores, ninguno como Pobeda ha llegado a imprimir colecciones bajo su nombre.
Puede asegurarse que han sido el modelo de cuantos después han cultivado ese género popular de nuestra literatura. Nada en sus décimas es afectado; los sentimientos de los humildes héroes son naturales, propios en todo de la sociedad en que viven y de cuanto les rodea.
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Décimas
Sueña el que engaña y ofende
¿Y en el mundo, en conclusión,
Todos sueñan lo que son
Aunque ninguno lo entiende.
0. de la B.
Como Zequeira soñé
que un alto puesto ocupaba;
pero cuando más gozaba
de repente desperté:
Cuánta mi tristeza fue
después de haber despertado,
al verme en el propio estado,
pues para pena mayor,
acrecentó mi dolor
ver mi bienestar soñado.
Soñó también Calderón,
Byron, Veranes, Cervantes,
que hubieron de soñar antes
confirmando esta aserción.
Yo en mi triste situación
ventura llegué a soñar;
pero luego al despertar
en mis avanzados años,
otros nuevos desengaños
tuve que experimentar.
¿Qué es la vida? una creación
que al morir desaparece,
débil planta que florece
cierta de su destrucción:
Mientras dura la ficción
de un narcótico beleño
gozamos cuanto es risueño,
pero jamás despertamos,
pues del beleño pasamos
después a un eterno sueño.
Luego si esto comprendemos
los que soñando existimos,
mientras tanto que dormimos
soñemos alma, soñemos:
Si es enigma cuanto vemos,
si la material razón
prueba que los sueños son
apariencias de verdad,
soñemos la realidad
mientras dura la ilusión.
Con la buena o mala suerte
continuamente soñamos,
hasta que nos despertamos
en el sueño de la muerte.
El hombre sucumbe inerte
y en vano su bien concierta,
que ha soñado es cosa cierta,
luego entonces ¿cómo olvida
que siendo un sueño la vida
ni con la muerte despierta?
¡Siempre dormir y soñar!
¿Y a esto le llaman vivir?
¿Por qué habremos de morir
si no hemos de despertar?
¿Y quién no debe pensar
cuando apura estos extremos?
Pues bien, pensemos, pensemos,
y pues soñando vivimos
supongamos que dormimos
y sin despertar soñemos.
Cuarta Parte)
Don Domingo del Monte, así habló sobre el trabajo de Pobeda: “son décimas para cantar como se acostumbra en nuestros campos, glosando una cuarteta, que viene a ser el texto y tema de toda la canción. Se conoce en las presentes que Pobeda ha formado su gusto poético en el estudio exclusivo que por su profesión ha tenido que hacer de nuestros dramáticos antiguos, principalmente de Lope de Vega y de Calderón de la Barca: ya esto es una ventaja, al menos para su frase poética, si bien ha adquirido al mismo tiempo los resabios de sus modelos... La mayor parte de las décimas son amorosas, y en esto quiso seguramente Pobeda complacer a los que con su voz y con su tiple han de animar sus versos y extender su nombradía desde el Almendares hasta el remoto Cauto y las Sierras del Cuyaguateje”.
539
Glosas I
El hombre de ánimo fuerte.
Nunca debe acobardarse,
Antes debe conformarse
Con su buena o mala suerte.
En esta vida prestada
se conoce claramente
que no hay cosa permanente,
y que el hombre es polvo, nada.
Luego si está demostrada
la razón que nos advierte
que si el vivir nos divierte
su resultado es morir,
su fin no debe sentir
el hombre de ánimo fuerte.
Hoy de miseria perece
el que ayer rico se vio,
y aquel que pordioseó
en la opulencia florece.
A cada instante acontece
que llega contento a hallarse,
quien sólo pensó en matarse
porque tuvo una aflicción;
luego el hombre de razón
nunca debe acobardarse.
En mí se ve el ejemplar,
pues que la fortuna ingrata
me quiso ayer, y hoy me mata
con el más grave pesar.
De mí se quiere burlar
o frenética vengarse,
y con mi sangre saciarse;
mas yo no me abatiré,
y gritaré al alma que
antes debe conformarse.
En fin, si mi estado hoy
es tan triste y miserable,
por la calumnia execrable
de que la víctima soy,
a ser más feliz no voy
dándome necio la muerte;
el varón de ánimo fuerte
debe sufrir sin quejarse;
y en suma ha de resignarse
con su buena o mala suerte.
Francisco Pobeda