Cultura

La Habana 500

Texto y fotos de Enriquito Núñez

Especial para POR ESTO!

Hay decenas de bares en La Habana de excelente calidad, pero hay dos muy especiales, pues son portadores de gran tradición, ese “extra” que les otorga su historia, el elogio unánime, o simplemente por haber sido el lugar de nacimiento de un cóctel famoso internacionalmente. Es el caso de La Bodeguita del Medio y de El Floridita. En el primero inventaron el cubanísimo Mojito y el segundo es la Cuna del Daiquirí, probablemente el más universal de los tragos cubanos. No hay turista que llegue a Cuba que no procure, inmediatamente después de su llegada, tomarse un daiquirí o un mojito, o ambos. Millones de viajeros han desfilado por las célebres barras de La Bodeguita y El Floridita, y cuando digo millones, quiero decir muchos millones. Los dos bares están unidos por un denominador común: ambos fueron el destino etílico de Ernest Hemingway, el famoso novelista norteamericano que vivió en Cuba por más de treinta años, y que un día sentenció: “Mi mojito en La Bodeguita y mi Daiquirí en El Floridita”. Lo cierto es que la frase escrita de su puño y letra en una pared de La Bodeguita, atrajo a turistas de muchos países. Hemingway, bebedor empedernido, consumió miles y miles de mojitos y daiquirís en ellos, contribuyendo con su habitual presencia, a que esos dos bares habaneros aparezcan desde hace más de medio siglo en las guías de los bares más famosos del mundo.

El Floridita

Una taberna con el nombre La Piña de Plata abrió sus puertas por primera vez en la esquina de Obispo y Monserrate en 1817, y allí acudían los cocheros para adquirir agua y harina con la que hacerles una bebida a sus caballos, pero también refrescarse ellos mismos en la barra del lugar. La cantina terminó siendo vendida para convertirse en La Florida, y debe su sello a quien es considerado padre de la coctelería cubana, el español Constantino Ribailagua, que comenzó a trabajar allí como mesero y cuatro años más tarde se convertiría en dueño del local, dándole su nombre definitivo de El Floridita. El lugar ha trascendido como La Cuna del Daiquirí, aunque en buena ley debería ser llamada “El templo”, pues se conoce que cuando las tropas norteamericanas que intervinieron en 1898 en la guerra de independencia contra España, desembarcaron en la playa Daiquirí, cerca de Santiago de Cuba, el general Shafter probó una bebida a base de ron, agua, miel y limón que bebían los patriotas independentistas cubanos, y dijo que lo único que le faltaba para ser perfecta era el hielo, que mandó a buscar a uno de los barcos. Y en ese momento fue cuando se inventó el Daiquirí, pero no como lo conocemos ahora. Hay otras versiones de su creación, pero después que aquella bebida llegó a La Habana es cuando se le atribuye al español Constante el haberla transformado, perfeccionando la receta, pues además de limón, azúcar y ron blanco, en su elaboración comenzó a emplear unas gotas de marrasquino, y unir todos los ingredientes en una licuadora con hielo frappé, importante y definitivo aporte éste hecho por él en El Floridita en los años 20. Sin alcohol, lo pueden incluso tomar los niños, y se han creado 17 tipos de Daiquirí, considerado Coctel Nacional de Cuba, entre ellos de fresa, menta, plátano, mango y guayaba.

Una pléyade de magníficos cantineros, muchos de ellos laureados en importantes concursos internacionales del arte de la coctelería, han custodiado la tradición y la fama de El Floridita durante más de cien años; desde Miguel Boadas en la temprana época en que aún se llamaba La Florida y que luego regresó a su natal España donde abrió la Casa Boadas, que posee gran renombre; el ya mencionado Constantino Ribalaigua, creador del Daiquirí del Floridita, fallecido en 1982, hasta otros legendarios cantineros, como Rolando Quiñones, Angel Salas, Evaristo García Sarría, Gonzalo Ramón Herrera, y desde hace dos décadas los más jóvenes Nicolay Mesa y Alejandro Bolívar, ganadores de varios premios.

Por el famoso restaurante-bar, que recibe más de un cuarto de millón de clientes al año, y que cuenta también con una cocina muy celebrada, especialmente por su plato de Langosta Mariposa, han pasado muchas celebridades del arte, la cultura, la política y el deporte, como Gary Cooper, Tennessee Williams, Marlene Dietrich, Jean-Paul Sartre, Giorgio Armani, Paco Rabanne, Ted Turner y Jane Fonda, Francis Ford Coppola, Compay Segundo, Ana Belén y Víctor Manuel, los Duques de Windsor, Luis Miguel Dominguín, Spencer Tracy, Rocky Marciano, Joaquín Sabina, Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Fito Páez, Danny Glover, Jack Nicholson y Barack Obama, entre otras personalidades mundiales. Ya en 1953, el concurrido Floridita, con su estilo Regency inglés y una decoración que todavía recuerda el glamour de aquellos años iniciales, fue calificado por la revista Esquire entre los 7 mejores del mundo. La fama del Floridita, con sus daiquirís, la langosta y la música en vivo, se ha extendido mundialmente, en calidad de franquicias, a Inglaterra, donde se encuentra el bar Floridita London, a España, con el Floridita Madrid, y en California, Estados Unidos, el Floridita Restaurante. Todos ofrecen el mismo ambiente cubano de su casa matriz habanera.

En 1992 al Floridita le fue concedido el “Best of the Best Five Star Diamond Award”, por la Academia Norteamericana de Ciencias Gastronómicas. En 2017, y como parte de la celebración por el cumpleaños 200 del emblemático bar, al que Hemingway llamaba “el mejor bar del mundo”, se llevó a cabo el Evento Internacional de Cantina Rey de Reyes. Por primera vez se reunieron tras la barra los ganadores de las ocho ediciones anteriores del Rey del Daiquirí, para elegir al que elaborara el mejor Daiquirí en el mundo. En la competencia, que por razones de espacio se realizó en las afueras del bar, tomaron parte entre más de 300 bartenders, participaron famosos cantineros de muchos países, y fue transmitida vía satélite al mundo entero. Durante la ocasión fue oficialmente presentado el ron Premium Havana Club, dedicado al bicentenario de El Floridita. Hace menos de una semana, el Floridita recibió el premio Timeless Award creado especialmente para distinguir al legendario bar habanero en el certamen Tales of the Cocktails, en New Orleans, Estados Unidos.

Una estatua de bronce tamaño natural, instalada en 2003 en una esquina de la barra, muestra al visitante el sitio exacto en el que el autor de El Viejo y el Mar se pasaba horas de pie, bebiendo el Papa Doble, su coctel favorito, creado en 1928 por Constantino Ribalaigua especialmente para él, con toronja, doble ración de ron y menos azúcar. Miles de turistas se hacen allí selfies con Hemingway, quien mencionó con nostalgia su Floridita en la obra Islas en el Golfo. En la que fue su última novela, ofrece una detallada descripción del famoso bar habanero donde pasó largas horas de su vida, tomando su daiquirí doble especial, el mismo que lo llevó a decir: “Estoy bebiendo gloria”.

Continuará.