Por Jorge Cortés Ancona
Un utensilio ancestral empleado de diversas maneras tanto en el campo como en la ciudad y que se obtiene aún mediante técnicas tradicionales es el tema y eje de “Horqueta”, una producción de danza contemporánea a cargo de la compañía Materia en Movimiento, bajo la dirección de Ligia Aguilar.
Este objeto de origen vegetal –una “y griega” prolongada de cuerpo y de reducido extremo bifurcado– aparece de diversos modos en esta obra que combina el plano escénico y el video. En escena, la horqueta se emplea con varios usos simbólicos, como carga, delimitador, recinto, yugo y como utilería a través de la cual se efectúan movimientos en diversas posiciones corporales, pero sobre todo como elemento que sintéticamente permite apreciar el devenir de la naturaleza y el entorno viviente.
La ejecución dancística se adapta corporalmente a la horqueta y gracias a sus dimensiones, además de servir de enlace entre las danzantes, este rústico implemento por sí solo o en conjunto da lugar a imágenes derivadas de las diversas maneras en que es colocado: barrera o puente, medio para alejar o para acercar, senda o límite de caminos. Con las horquetas se crean figuras al encajarlas unas en otras, al asentarlas en el piso, al producir sombras. La atmósfera especial se refuerza con la música compuesta por María Teresa Novelo Pavía.
En el video la ejecución se efectúa en entornos naturales, con sugerencias de ritual, y también hay tomas de los árboles de donde se obtiene este producto, el modo en que se trabaja empleando la coa yucateca y su venta en áreas urbanas a través de un triciclo. Como fondo reiterado a lo largo de la obra se escucha el pregón de la venta callejera, con sus alargamientos vocálicos: “¡Horqueeetaa! ¡Horqueeetaa!”, una presencia cada vez más rara dentro de nuestro paisaje sonoro.
Es de interés que en esta obra se aprovechen creativamente para la danza las condiciones formales y prácticas de este objeto que se encuentra en riesgo de desaparecer, a pesar de su empleo común para sostener las sogas de lavado de ropa o para mantener firme alguna planta en riesgo de desplomarse. Un producto que es resultado del trabajo manual de siglos y que cobra nuevo significado más allá de su uso doméstico con el fin de ser presentado como un protagónico objeto de arte con representaciones literales y simbólicas.
Las imágenes de la horqueta son escasas y demasiado discretas en las artes plásticas yucatecas. Entre otras, en la xilografía “Batea”, de Raúl Gamboa Cantón; empleada para el pasel o “paasel” (el rústico refugio temporal maya en zonas descampadas), en un grabado de Alberto García Maldonado; y en un dramático dibujo de Armando García Franchi, donde ayuda a sostener un cuerpo mutilado. Tengo algún recuerdo muy vago de su empleo en el teatro regional y en literatura no se me viene a la memoria alguna mención. Cabe señalar también que en otras regiones de habla española se llama horqueta a una variedad de rastrillo de jardinería.
La dramaturgia de “Horqueta” es de creación colectiva. Como bailarinas participaron Yvonne Gómez, Angie Canto, Ximena Hernández, Luz González y la propia Ligia Aguilar. El equipo creativo se integró por Yoshie Magaña, Ricardo Cetina y Oscar Suárez.
El estreno de esta producción, que contó con el apoyo del Fondo Municipal para las Artes Escénicas y la Música 2019, se efectuó la noche del viernes 9 de agosto en el Auditorio “Silvio Zavala Vallado” del Centro Cultural Olimpo. Habrá otras funciones los días viernes 16, sábado 17 y jueves 29 de agosto, a las 20 horas, en el mismo recinto.