Cultura

Tardes de Verano

Cristóbal León Campos

Acostumbrados y de rodillas,

unos y otros,

ignoran que la congruencia no se viste de flamenco,

sino que se construye en el arado.

Pareciera que el viejo discurso

de las malas comunicaciones

abriera la puerta al ufano mendigo,

que al igual que el villano

prefiere rendirse ante lo cursi del amor,

en lugar de luchar

por la rosa que corona la espina.

En la nostalgia ahogan sus días

mirando generaciones morir,

pero si la mano levanta el hermano,

le piden paciencia y concordia

en un mundo opresor y, entonces,

olvidan que primero que nada

¿no acaso la poesía es libertad?

Hacer de la dignidad

una prebenda y mercancía,

no es en ningún caso

defender al amigo ni la colectividad,

aquellos que lloran su prudencia

se pierden la vida para bien quedar.

La historia ni en farsa ni en tragedia,

se dejará de reír

de quien prefiera un sano morir,

la bruma que relativiza todo

es como siempre ha sido,

la eterna genial impostura

del hipócrita huraño,

que entre copas y gusanos

pasa sus tardes de verano.

*Integrante del Colectivo Disyuntivas