Cultura

Nosotros, el Centro de la Paz

Víctor Salas

En la página 159 de su novela La Hija del Judío, Justo Sierra O’ Reilly, escribe que “(de Yucatán) podría extraerse mucho jugo porque sus habitantes eran pacíficos por temperamento”. El padre de la novela moderna hablaba de los yucatecos de la centuria del XVII y me parece que en pleno siglo XXI, el temperamento peninsular no se ha modificado de manera extraordinaria, radicalmente distinta a la de entonces.

“Los yucatecos, somos así, somos gente de paz”, te dice la gente en la calle. El suceso novedoso radica en que esa opinión se ha universalizado y se ha convertido en una atracción turística como las ciudades arqueológicas mayas, los cenotes o la famosa cochinita pibil.

Entonces, nada más natural que la mirada de los organizadores de la XVII Cumbre Mundial de los Premios Nobel de la Paz se depositara en esta tierra, hoy calificada de bendita y sagrada.

Los galardonados históricos son numerosos, algunos de ellos por su distanciamiento geográfico no son tan presentes en nuestro referente de Premios Nobel. Mencionaremos algunos: Shirin Ebadi (PN, 2003), abogada iraní quien fue la primera mujer musulmana en hacerse acreedora del importante premio. John Hume (PN, 1998), político británico que hizo grandes esfuerzos por conseguir la paz en Irlanda del Norte. Kim Dae Jung (PN, 2000), ex presidente de Seúl. José Ramos-Horta (PN, 1996), ex presidente de Timor Oriental.

Otros ganadores de la importante presea de la Paz fueron o son muy conocidos: Mijaíl Gorbachov (PN, 1990 ), el de la perestroika y el glasnot que desmontaron a la URSS; su Santidad el Dalai Lama (PN, 1989), luchador por la independencia del Tibet. El expresidente costarricense Oscar Arias (PN, 1987); Lech Walesa (PN, 1983), luchador enorme desde el Sindicato Solidaridad-Polonia. Jimmy Carter (PN, 2002), ex presidente estadounidense.

Además, los ya fallecidos Shimon Peres (PN, 2000), expresidente del Estado de Israel, quien fuera galardonado junto con el presidente de la Organización para la Liberación de Palestina (OP), Yasser Arafat, e Isaac Rabin, ex primer ministro israelí, destacados en la difícil labor “por sustituir el odio por la cooperación”.

El nombre de Mérida la de Yucatán, quedará unida, en la historia de este evento, a otras grandes e importantes sedes como Roma, París, Berlín, Hiroshima, Varsovia, Chicago, Bogotá, Barcelona.

Es increíble cómo, en poco tiempo, nuestra entidad ha sido reconocida como zona de franca Paz y tranquilidad. Estos reconocimientos no solamente aumentan sino que se diversifican. Y no me ha parecido muy oportuno e inteligente hablar demasiado de la cantidad de asistentes a esta cumbre que dejarán mucho dinero en ocupación hotelera y en compras diversas. La importancia, si bien beneficia a muchos sectores monetariamente, radica en su trascendencia, en el discurso público que debería ubicarse en el alcance de nuestra cultura que se desarrolla en el mundo.

La Paz es alegría, convivencia en la diversidad y seguridad comunitarias. Todos estos elementos se verán reflejados en la presencia del cantante Ricky Martin, que reiterará con su voz y calor humano ese sentimiento exultante que es ir por la calle con tranquilidad y sin sobresaltos.