En Mesoamérica las personas enanas, jorobadas y con alguna especificidad física eran consideradas como semidioses porque se creía que eran seres con cualidades divinas y poderes especiales.
En las zonas mayas y mexicas estas características físicas no eran percibidas como una deformidad, sino una manera de estar cerca de los antepasados y el inframundo. Además formaban parte de la Corte y del Gobierno, de acuerdo con información de la Gaceta UNAM.
La doctora Francisca Zalaquett Rock, especialista de la UNAM en instrumentos musicales prehispánicos mayas, menciona que las personas con dichas características también proporcionaban entretenimiento al Tlatoani, sin embargo, en algunas ocasiones eran sacrificados.
Con los mexicas hay registros de que en la Corte de Moctezuma había enanos hombres y mujeres que realizaban rituales y labores de divertimento, parecida a la que desempeñaban en las cortes de Europa.
En el caso de los mayas sólo han detectado que participaban enanos masculinos junto a gobernantes y algunas deidades. Se encargaban de oficiar ceremonias y participar en danzas y tocar instrumentos musicales como las sonajas, además estaban presentes en la narrativa de los dioses, participaban en las danzas en honor al dios del maíz, como aparecen en la iconografía de los vasos de Holmul.
Estas personas también estaban relacionados con los antepasados, a las cuevas y al inframundo “donde se genera la vida”. Aparecen en vasijas e iconografía durante el periodo Clásico maya, señala Zalaquett Rock, adscrita al Centro de Estudios Mayas del IIFL.
Enanos que nacen de un huevo
En los relatos mayas actuales, los enanos son seres que concibieron y crearon antes de la existencia del Sol en los sitios arqueológicos de sus antepasados.
Según la tradición, el enano nace de un huevo de quetzal y cuando comienza a tocar el tunk’ul y la sonaja, instrumentos musicales que son parte del gobierno y de los rituales, se transforma en un niño que ya no crecería, el cual estaba destinado a gobernar.
Por Redacción PorEsto! RM