Cultura

Erase una vez un país

Ivi May DzibApuntes de un escribidor

1.- Erase una vez un país que no necesitaba un mesías en el poder, incluso se mofaba de la idea, y cuando un candidato dijo que con él las cosas iban a ser diferentes, para burlarse de él lo llamaron el mesías e insistieron en que el país no necesitaba de uno. Pero en ese país de contradicciones, sucedió que cuando el candidato subió al poder, le exigieron que actuara como un mesías, porque las condiciones estaban dadas para solucionar todo de manera milagrosa en un año. Cuando se dieron cuenta que para cambiar se necesita de todos y dejar de transar para avanzar, entonces vieron el esfuerzo que se tendría que hacer para que las cosas cambiaran y como el todos es muy complejo, mejor se decidió que para que las cosas cambien, basta con las decisiones de sólo uno, porque el país solamente cambiará de manera mesiánica.

2.- Erase una vez un país donde no se necesitaba un dictador en el poder, y con esa cantaleta se confabuló para evitar que un candidato ganara en dos ocasiones, incluso se recurrió al financiamiento ilegal, a la guerra sucia en los medios que se llenaron los bolsillos con dinero del erario y al fraude desde las instituciones, todo esto para que la dictadura disfrazada de izquierda no llegara a nuestro país. Pero resulta que el país fue gobernado por dos saqueadores que hicieron de la infamia, la represión y la simulación una forma de vida que garantizó y perpetuó la corrupción y la impunidad. En una tercera oportunidad, se insistió en que el país no necesitaba un dictador, evitemos a toda costa que la dictadura llegue al país. El candidato que dijo que iba a acabar con la corrupción ganó. Pero en un país de contradicciones, cuando las cosas no iban bien, se le exigió actuar como dictador y brincarse al poder judicial para impartir justicia. Los que insistían en que este país no necesitaba un dictador, ahora lo exigen, porque mandar al diablo a las instituciones ahora sí es la onda.

3.- Erase una vez un país que no hacía coberturas de crímenes y de la violencia de todos los días porque no había que dar una mala imagen de sus mandatarios y lo importante era concentrase en las cosas buenas que sucedían, para que así pudiéramos avanzar. Contradictoriamente, los medios de comunicación dejaron de recibir cantidades exorbitantes de dinero y, entonces, las noticias de todos los días empezaron a ocupar las páginas de los periódicos, bajo el argumento de que se hacía para dar voz a todos los que, por siempre, fueron silenciados. Y, extrañamente, los que decidieron abortar la tarea de informar, porque había dejado de ser negocio, fueron vistos como mártires, ya que cuenta la leyenda que fueron censurados por el presidente de ese país que no aguantaba las críticas. Y así sucedían las cosas en ese país.