Cultura

El mundo feliz que Aldous Huxley nunca encontró

Proveniente de una familia de intelectuales, sus abuelos fueron un biólogo y una humanista, y su padre, Leonard Huxley, fue el director de una publicación llamada Cornhill Magazine, y su madre Julia Frances Arnold, fue reconocida como una de las pioneras en estudiar literatura inglesa en la prestigiosa Universidad de Oxford. Su hermano Andrew recibió el Premio Nobel de Medicina.

Estos antecedentes familiares permearon en el joven Aldous, quien nació en el año de 1894 en el Reino Unido, tuvo un interés particular por desentrañar los misterios que encierra la conducta humana a través de un estudio minucioso y detallado de la moralidad moderna.

Su visión era limitada, ya que padeció de una enfermedad ocular, lo que le obligó a dejar a un lado el interés que tenía por estudiar medicina, por lo que decidió comenzar la carrera literaria, la cual inició al conocer a Ottoline Morrell, quien fuera una aristócrata y mecenas pacifista. Tenía un refugio a principios de la Primera Guerra Mundial, el cual llegó a albergar a mentes sobresalientes como el mismo Aldous, Bertrand Russel y Virginia Wolf.

La convivencia en ese lugar con intelectuales inspiró a Huxley, y terminó su primera novela en 1921 titulada “Los escándalos de Crome”, de la cual se desprendía una inclinación del joven escritor de cuestionar el cruel y frívolo comportamiento de la humanidad, en el que cada uno debería amar su destino social, ya que no era posible liberarse de éste.

Sintió una marcada preocupación por las masas, ya que para él era de suma importancia que las sociedades pudieran lograr una calidad humana, la cual el ser humano podía lograr con las máquinas, para modificar su especie a través de una reproducción selectiva de los individuos utilizando la manipulación artificial y controlada.

Es necesario acotar que Huxley nunca fue partidario del fascismo, sino muy por el contrario la eugenesia, que era una filosofía social común entre los intelectuales de la época, como Bernard Shaw, Winston Churchill o H.G. Wells, quienes veían en la eugenesia, que era la aplicación de las leyes biológicas de la herencia al perfeccionamiento de la especie humana, como una posibilidad de mejorar el futuro de la humanidad.

Esta ideología se refleja en parte, en su libro “Un mundo Feliz”, que publicara en 1932, en el cual exponía una sociedad conformada por castas con el nombre de las letras griegas (alfa, beta, gamma, delta, épsilon), las cuales se habían creado en un laboratorio y tenían la posibilidad de adaptarse al rol que les tocaba desempeñar, al ingerir la droga “soma” con el fin de evitar la frustración y el sentimiento de soledad.

Esta novela representa una crítica a la sociedad moderna, la cual basa su felicidad en el consumo, el capitalismo, el sexo accesible, así como las drogas, lo que para Huxley eran recursos más eficientes y menos violentos comparados con los actos violentos o las represiones que pudiera cometer el Estado para dominar a las masas.

Huxley no simpatizaba con ninguna de las ideologías de su época: el fascismo y el antifascismo, él pensaba que las guerras debían combatirse con acciones que fueran pacíficas, a pesar de tener un pensamiento pesimista, pues pensaba que la humanidad moderna estaba condenada a colapsar. Para él, las guerras no finalizaban contraatacando con actos violentos, porque estos hechos representaban lo opuesto a lo que se buscaba que era la paz, único medio para que la humanidad pudiera trascender.

Con esta filosofía escribió “Eyeless in Gaza” (Sin ojos en Gaza) en 1936, novela en la cual narra la vida de Anthony Beavis, un hombre cínico, rico y hedonista, que buscaba la iluminación y el desarrollo de su espíritu, a través del pacifismo y misticismo, después de que su mejor amigo se hubiera suicidado.

Esta novela fue considerada para los críticos como una de las obras más completas de Huxley, por su narrativa y la manera de describir la tensión entre la guerra y el pacifismo, a través de una sátira leve y una profunda reflexión filosófica. Para Huxley fue una transición, ya que después de publicar esta novela, emigró a los Estados Unidos.

Sus primeros años en este país, los dedicó a escribir guiones cinematográficos, pero, en realidad, le llamaban la atención los temas místicos, y a pesar de no ser una persona religiosa, sentía que tanto sus pensamientos como sus actos, no podían estar basados únicamente en las cosas racionales, por lo que poco a poco abrazó la espiritualidad, se convirtió al hinduismo, y quedó maravillado con las enseñanzas de Swami Prabhavananda, quien fundara la escuela Vendata, que sostenía que la liberación del ser se encontraban más allá de los límites del intelecto del mundo.

Aldous Huxley murió en 1963, el mismo día que el presidente John F. Kennedy fuera asesinado (22 de noviembre). Tal como fue su deseo, le fue leído al oído “El libro Tibetano de los Muertos”. El conocimiento de Huxley era casi una enciclopedia debido a su curiosidad, su mente nunca aceptó ideas gratuitas, y en su pensamiento y obras, se reflejó la necesidad que tenía de aportar al mundo una estructura útil.