Cultura

Con el deseo en la vista y el oído

Por Pedro de la Hoz

Unos cuantos amantes de la ópera contactados en México, Cuba, Estados Unidos y Perú frotaron ojos y oídos al saber que esta semana podrían acceder a títulos presentados en fechas no muy lejanas en la Metropolitan Opera House, de Nueva York.

Ante la interrupción de las temporadas de las principales sedes operísticas en Europa y Estados Unidos, a consecuencia de la expansión global de la enfermedad causada por el nuevo coronavirus, varias instituciones, entre ellas el Met, han implementado alternativas de difusión de su actividad en plataformas digitales.

La programación del Met es atractiva. Comenzó el lunes con una Carmen, de Bizet, cantada por Elina Garan?a y Roberto Alagna, bajo la batuta de Yannick Nézet-Seguin; y prosiguió el martes con La boheme, de Puccini, protagonizada por Angela Gheorghiu y Ramón Vargas; en el podio Nicola Luisotti.

Para los que quieran apuntarse a esa opción el fin de semana a la vista, diré que de viernes a domingo estarán en línea sucesivamente La hija del regimiento (Natalie Desay, Juan Diego Flórez); y Lucia de Lammermoor (Anna Nebretko, Piotr Becazala, Mariusz Kwiecen), ambas de Donizetti, bajo la dirección de Marco Armiliato; y Evgueni Oneguin, de Chaikovsky (Renée Fleming, Ramón Vargas), en la batuta de Valery Gergiev.

¿Iniciativa funcional? Solidaria, sin dudas. Pero plagada de dificultades, no se diga ya para el melómano cubano, limitado por efectos del prolongado y ahora recrudecido bloqueo estadounidense contra la isla. Los amigos mexicanos y peruanos contactados demoraron en obtener pleno acceso.

Uno de ellos recibió en pantalla el siguiente mensaje: “Lo sentimos, pero debido a la demanda sin precedentes y el tráfico web para la transmisión gratuita de ópera, habrá un ligero retraso. Puede evitar la espera utilizando las aplicaciones Met Opera on Demand para dispositivos Apple, Amazon y Roku y Samsung Smart TV. Disculpe las molestias y agradecemos su paciencia”.

Armado de paciencia –en la pantalla del ordenador leyó el número 465145 y el cartelito “este es su turno”–, esperó y esperó hasta que pudo descargar la ópera y no se arrepintió. Angela Gheorghiu, en el papel de Mimi, consigue una de sus más convincentes representaciones tanto en el orden musical como histriónico, comparables a sus desempeños en la escena inglesa de la primera década de este siglo cuando brilló en La rondine y Simon Boccanegra en el Covent Garden.

El Rodolfo de Ramón Vargas, sensiblemente comedido, sin exaltaciones románticas comunes en otros intérpretes del personaje, alcanza el cénit al cantar el aria Che gelida manina. El tenor mexicano, entonces con menos de 50 años de edad en la función del 5 de abril de 2008 difundida por el servicio de streaming del Met, estaba en un punto justo de su carrera, dómine de las claves de la contención y la sensibilidad.

Junto a las voces protagónicas –el elenco comprendió, además, a Ainhoa Arteta en una espléndida Musetta; Ludovic Tézieren como Marcello, Oren Gradus como Colline, Quinn Kelsey como Schaunard y Paul Plishka como Benoit–, lo que más se agradece es tener la oportunidad de disfrutar el estilo escénico de Franco Zeffirelli, con su minuciosa reconstrucción realista. El cineasta y regista italiano concibió esta producción para el Met en 1981 y a la altura de la puesta que circuló en streaming sumaba nada menos que 348 representaciones.

El Met no es la única institución en ofrecer servicios a los aficionados obligados a permanecer confinados durante estas semanas de emergencia sanitaria global. Supimos que el Liceu de Barcelona, bajo el lema #ElLiceuEnCasa, ha colgado en la plataforma My Opera Player una versión de la Norma, de Bellini, filmada en 2015 por los cantantes Sondra Radvanovsky, Gregory Kunde, Renato Palumbo y otra de Rigoletto, de Verdi, que data de 2017, con el mexicano Javier Camarena, Ketevan Kemoklidze y Carlos Alvarez en los papeles protagónicos.

La institución catalana anunció, además, que antes de finalizar el mes pondrá a disposición otras diez óperas y cuatro espectáculos familiares de forma gratuita.

Hermoso gesto el de la Staatsoper de Viena, cuya programación habitual fue cancelada. La entidad disponía de una plataforma streaming de pago, pero dadas las actuales circunstancias y con actitud solidaria, los directivos decidieron abrirla de manera gratuita a todos los públicos. Cada día circula la grabación de una función icónica entre las arropadas por esa emblemática escena durante el último lustro. Los aficionados están a tiempos de empatarse este jueves con un Falstaff (Verdi) de 2016, en una puesta escénica del inglés David McVicar y musical del indio Zubin Mehta, y la Tosca (Puccini) de 2015, conducida por el finés Mikko Franck, que reproduce los principios dramáticos inconmovibles con que la bailarina, coreógrafa, diseñadora y directora teatral austriaca Margarethe Wallmann (1904-1992) se alió en ese mismo escenario del célebre Herbert von Karajan en 1957.

Asomarse a la Wallmann equivale a entrever un mito. Después de una apreciable carrera como bailarina entre 1918 y 1934, abandonada tras un accidente, desarrolló una intensa labor como directora de espectáculos danzarios y operísticos en Buenos Aires –alejada del conflicto bélico desatado por los nazis–, Berlín y Milán. En esta última plaza estructuró una Medea (Cherubini) en 1953 para María Callas. Con Karajan retornó a la ópera vienesa. Su Tosca ha permanecido, desde entonces, en el repertorio estable de la compañía.