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2 de Mar de 2020
3 min
Escrito por Redacción Por Esto!
Luis Carlos Coto Mederos
Del panorama decimístico cubano del siglo XX (43)
1582
Rompen los rayos soleados
Rompen los rayos soleados
los cristales del rocío
y dentro del lomerío
hay trinos por todos lados.
Festejan los emplumados
el alba que los bautiza
y un leve plumón desliza
sus destellos de colores,
en una fiesta de flores
con el canto de la brisa.
Parece que están de fiesta
en un concierto las aves
y van esparciendo claves
en ritmos por la floresta.
Mi amor sube hasta la cuesta
donde el astro rey se empina
y allá en la verde colina
para alcanzar mis empeños
tejen mis sueños los sueños
de mi estirpe campesina.
Miriam Santos
1583
Amor
Amor gigante y pequeño,
en tu amarga despedida
has fabricado una herida
del tamaño de mi sueño.
Ahora ya no soy mi dueño,
estoy en mi alma perdido,
y cada vez que te olvido
te recuerdo un poco más,
porque cuando te me vas
te invoca mi sueño herido.
Emiliano Sardiñas
1584
En la literatura
Cuando hay un reto violento
como éste, hoy, en mi trabajo,
me vuelvo loco y me fajo
con los molinos de viento.
Le doy voz al firmamento
y no cariño a la hiedra.
Con Cervantes y Saavedra
salgo de cabalgadura,
y abro en la literatura
caminos de polvo y piedra.
Emiliano Sardiñas
1585
Conversación con José Martí
(fragmento)
Qué bien conversar con calma
frente a ti junto al tesoro
de verte igualar el oro
con el oro de la palma,
qué bien descansar el alma
cuando me encuentro contigo,
qué bien parecer testigo
de tu verso cuando sueña
que en tu morada pequeña
tiene el leopardo un abrigo.
Pero en ti, cómo descanso
el dolor por quien me abruma,
decir tu nombre es espuma
de río, candil, remanso,
como de sufrir me canso
tu animal se vuelve abrigo
y si descorro el postigo
de la puerta que me encierra,
la traición se vuelve tierra
porque tengo un buen amigo.
Juan Carlos Valls
1586
Alegorías a la décima
(fragmento)
La garganta me lastima,
me provoca, me disuelve,
–dile a mi amor, si es que vuelve,
que le espero acá, en la cima–.
Madre, que tu voz no gima.
Me estoy soltando del cerco,
el aula es morada, terco
como un dibujo que aterra
entro, eyaculo a la tierra
y alguien sube, no me acerco.
Te acusaré entre mis piernas,
entre mi playa y mi semen
y temerás donde temen
las mariposas más tiernas.
Y si después te consternas…
(intercede el profesor
con su palabra sin flor).
Ah, ven, suéltame de nuevo,
hace sed si yo no lluevo.
¿Dónde naufragaste, amor?
Pedro Alberto Assef
1587
Todo y nada
Cuando muera, sigilosa,
la aurora vendrá a mi duelo
y ya no habrá luz ni vuelo
del verso. No habrá otra cosa
que una sombra caprichosa
del viento, leve alarido,
y dentro de mí un latido
que estalla sordo. Sentencio:
silencio, simple silencio
mensajero del olvido.
Y así cual fui, todo y nada,
moriré de muerte aguda,
suerte de partir desnuda
al olvido, mutilada.
Muerte que llega aferrada
a mi frontera, lirismo
insondable. Sin tu abismo
nada ni nadie me afecta.
Muerte, sin ti soy perfecta
y contigo soy lo mismo.
María Elvira Carmenate Calero
1588
Antiguamente los trenes
Antiguamente, los trenes
eran mucho más románticos:
el humo y sus grises cánticos,
los coches con sus vaivenes,
las novias en los andenes,
el lento adiós, el pitido…
antiguamente ni al ruido
se le guardaba rencilla.
Lento zoom back: ventanilla,
lágrimas, rostro perdido…
Ahora en cada despedida
los relojes se atraviesan,
las parejas no se besan,
el humo es blanco y suicida.
Una voz semidormida
anuncia que el tren se va…
Pero todo el mundo está
leyendo, fumando, ido…
“Tren con destino al Olvido,
andén sin número: ¡ya!”.
Alexis Díaz-Pimenta
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