Cultura

Desde niños nos juntábamos a la hora del recreo y hablábamos sobre las grutas mágicas, sobre todo de las de los cenotes de Homún, de las que se hacían relatos increíbles y se hablaba de hombres murciélagos y de aluxes que maravillaban a la gente. Apostábamos por ver quién era el más valiente para bajar y traer un poco de agua. Ese día Carlangas se apuró y dijo: “yo voy” y bajó y trajo en un cubo un cuarto de la cubeta, un agua de color azul que al llegar a la superficie se convirtió en verde. De plano soltó lejos la cubeta y se apresuró a correr, en esto nadie le ganaba y mientras corría acostumbraba silbar algún estribillo que los demás le coreábamos con mucho entusiasmo.

Maximito Koyoc