Manuel Tejada Loría Nada, ninguna célula en mí evita la emoción de verte sonriendo. Tan niña eres, hija tan pequeña en tus movimientos, tan feliz de ver cómo caen los juguetes, una y otra vez, una y otra vez mirando el sonido sintiendo el momento. Hoy mi corazón lo ha dicho: quisiera vivir mil años, mi niña, para cuidar de tus gestos, en tus primeros pasos, mi vida, se ha de guardar sin falta la madeja de nuestros sueños. Por ahora, por hoy, por este segundo eterno en que te observo, en que mamá te sostiene como si entre sus dedos el más dulce verso, basta tu sonrisa, hija, tu hermosa voz, mi niña y tus cabellos.