Cultura

Cenotes y pirámides de Yucatán, viajan a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020

El fotógrafo mexicano Santiago Arau, cineasta y fotógrafo, lleva territorios únicos a Tokio
“Una fotografía puede ser abstracta, realista, hiperrealista. Tiene muchas técnicas posibles de composición", expone Santiago Abreu / Santiago Abreu

Territorios, una muestra de 35 imágenes capturadas por la lente del fotógrafo mexicano Santiago Arau, permanecerá hasta el 3 de agosto en el Teatro Metropolitano de Tokio en Ikebukuro, en la misma nación del Sol naciente que ahora alberga los Juegos Olímpicos.

“México es parte del mundo, y es muestra de lo que sucede en él. Es un país megadiverso, lo que significa que las fotografías que se pueden obtener en México podrían hacerse en otro lugar. El país tiene glaciares, selvas, desiertos, bosques, costas y climas muy variados. Las fotografías de Territorios representan México y, al mismo tiempo, el mundo en que vivimos”, dice, en entrevista con POR ESTO!, quien también estuvo presente con su arte en la Copa Mundial de Futbol en Rusia 2018, en las Olimpiadas de Rio 2016 y recibió un reconocimiento del Comité Olímpico Internacional por un trabajo fotográfico en los Juegos Olímpicos de Sochi 2014.

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“De cierta manera, he estado cerca de los Juegos Olímpicos, no como atleta, pero sí como fotógrafo”, dice Arau. “Estoy muy orgulloso de poder llevar y compartir a México en otros lugares, tan especiales como el Teatro Metropolitano. Agradezco a la Fundación BBVA México y la Embajada de Japón”.

Todas las fotos que ha llevado a Japón son de México, “este país megadiverso, en donde podemos ver el Popocatépetl haciendo erupción y sacando lava, al mismo tiempo que hay un glaciar en el Iztaccíhuatl. Pueden verse las dunas de arena en el Gran Desierto de Altar, en Sonora, o cenotes y pirámides abrazadas por la jungla en Yucatán, o las playas del Golfo de México o montañas con niebla en la Sierra Madre de Durango. La idea de compartir este concepto de Territorios en Japón es mostrar parte de lo que es poco conocido en México mediante la técnica fotográfica con drones”, comenta.

Una de las fotos que es estandarte de la exposición es una muy particular que Arau tomó del Popocatépetl, “un volcán que tiene nieve, está activo, es un cono y es muy parecido al Monte Fuji, de Japón. Yo digo que son volcanes hermanos, pues la idiosincrasia, las leyendas y las historias de cada país van muy de la mano con esos cuerpos que han llamado la atención de artistas, biólogos, historiadores, por su misticismo propio. Por esa misma razón”, piensa el fotógrafo, “terminan representando la tierra, la geología, el poder y la magnitud del espacio”.

“Lo particular de esta foto, que tomé una mañana en Puebla, muy cerca de Atlixco, es que, misteriosamente, la fumarola adquiere la forma -de manera un poco abstracta- del territorio de México”  añade Arau sobre la imagen que puede apreciarse aquí. “La tomé justo cuando terminé el proyecto de Territorios, cuando lo presenté en el Museo de San Ildefonso, el año pasado”.

¿Por qué cierto tipo de fotografías son consideradas como arte? Arau contesta: “la fotografía es una técnica considerada artística porque la persona que la toma elige de qué manera será su encuadre; decide lo que es relevante para fotografiar. Eso lo convierte en una técnica humana”.

Continúa el artista: “una fotografía puede ser abstracta, realista, hiperrealista. Tiene muchas técnicas posibles de composición clásicas que toma de las artes visuales, como la pintura. La fotografía, en estos momentos, tiene la peculiaridad o el peso del realismo. Incluso en términos legales, una fotografía puede mostrar si un hecho es real o no. A partir de eso, podríamos discutir filosóficamente si el peso de la fotografía corresponde a la realidad o no, como muchos pensadores de la imagen. La fotografía, ¿corresponde a la realidad o es simplemente una técnica a partir de elementos de luz, composición y técnica?”, se pregunta.

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Así, Arau piensa que la fotografía “funciona como un testigo. Lleva ese peso de poder representar la realidad ‘muy apegada a la realidad’, por decirlo de alguna manera. A lo largo de la historia de la fotografía, los fotógrafos se han encargado de capturar movimientos sociales, y esos son los que quedan como testigo o herencia para otras generaciones que después verán lo que estaba sucediendo en ese momento. En este momento, por ejemplo, están pasando varias cosas, como los Juegos Olímpicos, después de un año de suspensión por la pandemia. ¿Cómo vamos a informarnos y cómo vamos a ver lo que sucedió? A través de fotografías y videos”.

JG