Cultura

De Puño y Letra Mario Renato Menéndez: Los problemas de la pesca en la Península

En esta entrega, Don Mario Renato Menéndez dio a conocer el grave problema que enfrentaría la pesca en la región, esto, en 1965, des decir, hace 59 años
En este trabajo, el periodista yucateco avizoraba el grave problema que enfrentaría la pesca en la región / Por Esto!

En el año de 1965, Mario Renato Menéndez Rodríguez, cuando aún se desempeñaba como reportero de la revista “Sucesos para Todos”, se dio a la tarea de elevar a nivel nacional los problemas que enfrentaban los estados de la Península.

En esta ocasión, el lector podrá conocer dos entregas, una sobre Campeche y Quintana Roo, en las que el periodista yucateco avizoraba el grave problema que enfrentaría la pesca en la región.

Una situación que hoy, a 59 años de su publicación, aún sirve para mover conciencias al respecto.

A lo largo de los textos, el lector encontrará una cadena de preguntas que el periodista planteaba en aquel entonces. Si la autoridad, en ese tiempo, no se atrevió a responderlas; la realidad -en 2024- puede decir más.

LOS PROBLEMAS DE LA PESCA

**Pese a la riqueza de nuestras aguas territoriales no estamos en condición de consumir suficiente pescado

Por Mario Renato Menéndez Rodríguez (  )

Los que se ha intensificado –en forma exagerada– ha sido la pesca del camarón, compartían los hombres del mar / Por Esto!

México tiene uno de los índices más bajos de consumo anual de pescado por habitantes en el mundo: 2.5 kg.  y esta cifra es motivo de alarma, si se compara con el promedio de 20 kg que prevalece en países de Europa.

La pesca en el Golfo de México como en el Pacífico no es abundante, tampoco es escasa, pero trabajada racionalmente es suficiente para subsanar la deficiencia notable comprobada por los nutriólogos en la dieta diaria de la población mexicana.

En la actualidad, es relativamente pequeña la cantidad que se pesca, son insuficientes las carreteras, las congeladoras, las fábricas de hielo, los medios de transporte y en algunos lugares el precio del pescado para el consumidor asciende a 20 pesos por kilo.

En su informe “Las bases biológicas para la pesca en aguas mexicanas”, el biólogo alemán Ulrich Schmidt señala que, pese a la intensificación de la pesca durante los últimos siete años, la venta en el interior de la República Mexicana no ha evolucionado en forma paralela.

“Y es seguro que muchas clases de pescados importantes desde el punto de vista económico, que podrían capturarse en grandes cantidades con costos relativamente pequeños, no son aprovechados ni mucho menos, en la amplitud que correspondería a su existencia en aguas mexicanas”.

En realidad, lo que se ha intensificado –en forma exagerada– ha sido la pesca del camarón, que para México representa importante fuente de divisas, puesto que ocupa el cuarto lugar en la balanza comercial, inmediatamente después del algodón, el azúcar y el café.

Por otra parte, como advierte el doctor Schmidt, “es un hecho incontrovertible que la mayor pesca que se realiza frente a la Costa Occidental mexicana –la pesca del atún–, sobre todo en aguas de Baja California, no es llevada a cabo por los mexicanos, sino por pescadores de los Estados Unidos con licencia mexicana (vía la pesca), que desembarcan sus capturas en San Pedro y San Diego, Estados Unidos. Así pudo surgir en México la situación paradójica de que, a pesar del constante aumento de las cantidades de pescados de- sembarcados los pescados y los productos de la pesca alcanzaron precios verdaderamente lujosos en los mercados nacionales, no obstante disponer México de una inmensa línea costera, tanto en el Golfo como en el lado del Pacífico, con una longitud total de más de 10 mil  kilómetros, que debería suministrar a la población pescados a precios asequibles”.

Y para que el lector tenga una idea del porcentaje que representan las 60 mil toneladas que sólo de atún y similares capturan los norteamericanos en aguas ubicadas frente a la Costa Occidental mexicana, únicamente es necesario dar a conocer las estadísticas anuales proporcionadas por la FAO (Food and Agriculture Organization) con relación al promedio de las cantidades totales –tanto del Golfo como del Pacífico, incluyendo también la pesca en las lagunas–, desembarcadas por México durante 1957-59: 157 mil 400 toneladas. O sea: las toneladas que capturaron los Estados Unidos, solo en lo que respecta al atún y similares, significaron el 38.1% de la pesca total llevada a cabo por México.

Y en verdad existen 9 mil 917 barcos dedicados a la pesca –6 mil 405 pertenecen a cooperativas y 3 mil 512 a permisionarios libres y el 75% se encuentra en la costa del Pacífico–, también es una patética realidad que el 80% de la flota está integrada por botes con una capacidad inferior a las tres toneladas de registro neto.

Principalmente, se trata de canoas, “un gran número de las cuales disponen de un motor fuera de borda, que se utiliza para las faenas de pesca en las lagunas”.  Pero también existen muchas, con singularidad en Campeche, Yucatán y Quintana Roo, que salen a la mar con velas, sin más protección que la esperanza en que predomine el buen tiempo.

No hay que olvidar tampoco que parte de la pesca es artesanal, con elementos rudimentarios, sin capital, sin barcos. De sacos viejos se hacen redes para capturar sardinas y otros pequeños peces que prolongan la vida a numerosas familias.

Y son 38 mil 483 los pescadores que se dedican a la pesca comercial. En 1962 había inscritos 19 mil 917 en las cooperativas –el 62 por ciento en el lado del Pacífico–, y 18 mil 566 actuaban por su propia cuenta o asociados a sindicatos.

Ahora bien, si hemos insistido en una triste realidad obtenida de las estadísticas, nuestro propósito no es únicamente exponer el panorama pesquero de México, los problemas y las soluciones presentadas por figuras de renombre internacional del Instituto Nacional de Investigaciones Pesqueras; sino, también, denunciar inmoralidades y latrocinios del gerente del Banco Nacional de Fomento Cooperativo, José Antonio Cobos.

Como ya hemos subrayado, el puerto piloto de Alvarado es el motivo por el cual la industria pesquera mexicana se encuentra descapitalizada. Fueron 120 millones de pesos despilfarrados en una obra absurda que ahora cuesta varios cientos de miles, en lugar de rendir beneficios a la colectividad.

Y mientras “en el Golfo de México”, advirtió el biólogo alemán Schmidt, “las posibilidades de elevación de la productividad son relativamente reducidas, como consecuencia de las características de las condiciones hidrográficas y la consecuentemente reducida capacidad productiva, a lo largo de la costa mexicana del Pacífico estas posibilidades son casi ilimitadas, como resultado de la gran riqueza de pesca pelágica, que tiene condiciones de alimentación muy favorables debido al agua profunda que sube a la superficie. Hay tres regiones que se caracterizan por una constancia y riqueza de pesca extraordinarias: las aguas alrededor de Baja California, incluyendo el Golfo de California, las aguas alrededor de las islas Socorro, San Benedicto y Clarión y el Golfo de Tehuantepec”.

El puerto piloto de Alvarado es el motivo por el cual la industria pesquera mexicana se encuentra descapitalizada / Por Esto!

¿Por qué Alvarado?

¿Por su proximidad con la zona con mayor densidad de población en la República: México, Querétaro, Hidalgo, Tlaxcala, Puebla, Veracruz, Guanajuato, Michoacán, Colima y Jalisco?

¿Por qué, entonces, el pescado sigue siendo un artículo de lujo y es insignificante la venta del producto fresco?

El puerto piloto de Alvarado con sus 120 millones de pesos a cuestas carece de materia prima: el pescado.

Pero México pierde no menos de 60,000 toneladas de atún y similares en su costa occidental por no modernizar y ampliar su flota pesquera en esa región. Porque brillan por su ausencia los elementos adecuados: trampas, redes, chinchorros. Tampoco se ha intensificado la pesca en las lagunas.

Porque en Quintana Roo se carece hasta de lo inexplicable coma hace apenas unas semanas, varios barcos norteamericanos se llevaron con destino a Florida más de 200 toneladas de camarón.

Hay mero y huachinango en la Sonda de Campeche, pero sin ecosondas y una pesca mecanizada ¿qué puede hacerse? ¿Y en los cayos, arrecifes y bancos limítrofes?

¿A quién beneficia la concentración de atún en el Golfo de México? ¿Acaso no a Japón, a los Estados Unidos, Rusia y Cuba? ¿Por qué no se pone en práctica el sistema de pesca con palangre, con algunos barcos grandes de la flota camaronera, sin necesidad de hacer en ellos modificación alguna?

¿Y la introducción de la purse seine (gran red de pesca) en escala limitada para la pesca de cardúmenes de sardinas y bonito en las zonas alejadas de la costa campechana, así como a Norte y Este de Yucatán?

¿Y el cultivo y explotación de los teon en Guaymas, por ejemplo? ¿ la exploración de algas y otras plantas marinas frente a Baja California?

Las respuestas a esas preguntas las conocía el licenciado Cobos antes de la construcción del puerto piloto de Alvarado, porque, como gerente del Banco Nacional de Fomento Cooperativo, pagó ampliamente –claro que con dinero del pueblo mexicano– a técnicos alemanes para que hiciesen los estudios correspondientes. Aunque, es necesario subrayarlo para demostrar la amoralidad y la voracidad del ahora diputado federal veracruzano, de nada sirvieron –excepción hecha ahora desde el punto de vista del periodista que denuncia un gran fraude cometido contra la Nación– para orientar y aumentar la producción pesquera mexicana, porque ya Alvarado era el puerto destinado.

La historia se repite: el fraude, el engaño, la corrupción de funcionarios sin escrúpulos a quienes no les importó en lo absoluto el progreso de México.

Y, para muestra, el siguiente botón:

El 25 de abril del año en curso, Maquinaria y Materiales Eléctricos, en carta dirigida al Presidente de la República, denunció lo siguiente: “Desde agosto 31 hasta noviembre 14 (de 1964) la prensa capitalina publicó con la autorización del gerente del Banco Nacional de Fomento Cooperativo, S. A. de C.V., en diferentes fechas, el costo de varias obras efectuadas en el puerto de Alvarado, Veracruz. Entre otras cosas, se cita la construcción de una fábrica de hielo con capacidad de 100 toneladas por día, con un costo de 6 millones de pesos. Como una planta de tal capacidad se puede construir con costo aproximado de dos y medio millones de pesos, según datos técnicos que tenemos y que nos permitimos adjuntar a la presente, para que, si se estima saludable a la economía de la Nación, se ordene una investigación que aclare cuál fue la causa de la inmoderada elevación del costo de la planta de hielo citada, anomalía de la que resulta responsable José Antonio Cobos, gerente del banco citado. Además, existe otra anomalía muy grave de carácter legal: la de continuar al frente del banco mencionado el señor Cobos, ya que éste ostenta la representación popular del Distrito de Alvarado, Veracruz, ante la Cámara Federal, y su dualidad de desempeños viola flagrantemente el artículo 62 constitucional. Como nuestros datos son irrefutables, esperamos que se corrijan”.

Si eso ocurrió con una fábrica de hielo, el lector puede fácilmente explicarse por qué la inversión prevista de 33 millones de pesos para la construcción del puerto piloto de Alvarado fue cuadruplicada posteriormente.

Nota del autor: En el próximo artículo expondremos la tragedia de la industria pesquera en el Territorio de Quintana Roo.

*Publicado en Sucesos para todos, 22 de julio de 1965

EL ABANDONADO TERRITORIO DE QUINTANA ROO

El territorio siempre ha sido considerado como un feudo maderero / Por Esto!

Quintana Roo, a pesar de su formidable potencial económico, no produce ni un solo kilo de pescado fresco, destinado al consumo de los mexicanos.

Además de los elementos rudimentarios que se em plean para la pesca, los principales problemas que aque jan al territorio son las vías de comunicación, medios de transporte, distribución y venta del pescado.

Tan abandonada se encuentra esa región de México que, inclusive, fue palpable la falta de interés de la comi sión de técnicos alemanes encabezada por el Ing. Min nemann y el Dr. Schmidt –que, a solicitud del gobierno mexicano, efectuaron en 1960 estudios sobre la pesca en nuestro país– por las posibilidades de desarrollo y ampliación de la industria en Quintana Roo.

El territorio siempre ha sido considerado como un feudo maderero y últimamente, debido a Cozumel y a Isla de Mujeres, se ha subrayado el interés por el turismo.

Pero, ¿se ha preocupado el Banco Nacional de Fomento Cooperativo por Holbox, Xcalac, Vigía Chico, Contoy, poblaciones que ayudarían al progreso de la república con pequeñas inversiones, no de millones de pesos sino de varios cientos de miles?

El lado correspondiente a San Pedro, en Belice, produjo el año pasado la suma de 240,000 por la pesca de la langosta coma a dólar la libra / Por Esto!

Mientras los habitantes de esos lugares se debaten en la más dramática miseria, ¿puede explicarse la inversión de 120 millones de pesos en el puerto piloto de Alvarado (Veracruz), que no solo no produce a la Nación, sino que le cuesta al pueblo mexicano?

Si en Chetumal no hay pesca, porque se trata de una laguna salitrosa, en la boca de la misma, frente a San Pedro, Belice, se encuentra el pueblo de Xcalac, impo nente, a pesar de la atractiva existencia de langosta.

Y, para que el lector tenga una idea clara del drama quintanarroense, considere lo siguiente.

El lado correspondiente a San Pedro, en Belice, produjo el año pasado la suma de 240,000 por la pesca de la langosta coma a dólar la libra, mientras que la zona mexi cana únicamente rindió benefi cios por 150,000 dólares.

Asombrosa diferencia debida a que los mayas anti guos, amparados por la bandera de Inglaterra, disponen de fábrica de hielo, vías de comunicación, transporte. En cambio, los habitantes del territorio de Quintana Roo carecen precisamente de todo eso aparte el hielo, por ejemplo, es trasladado desde las ciudades de Mérida en Yucatán, o Campeche. ¡Y a qué costo!

La angustiosa situación de la cooperativa de Xcalac, administrada con honradez, podría aliviarse con una inversión de cien mil pesos –¿qué son frente a los 120 millones de Alvarado?-, para instalar una fábrica de hielo y, si no igualar la pesca de los ingleses, los mexicanos no tienen mercado por ahora, sí desde luego borrar conside rablemente la patética diferencia que actualmente existe.

Por otra parte, los quintanarroenses tienen la ventaja de que en su zona se puede pescar una mojarra blanca que, en la Ciudad de México, tiene un precio de 6 a 7 pesos el kilo. Los de Belice, como no tienen mercado para ese producto, no lo aprovechan al fi lo de las posibilidades económicas.

Tomándose en consideración el panorama de aban dono, una persona dedicada a la compra de mojarra tras lado el año pasado 54 toneladas a Chetumal y aseguró que en 1965 podría duplicar esa cantidad lo que signifi caría ingresos por más de medio millón de pesos.

¿Y el mero, negrillo, coronado, langosta, tiburón? ¿Se han considerado los benefi cios económicos –con esas pequeñas inversiones que debieron haberse hecho en toda la República Mexicana para aumentar la pro ducción de la industria pesquera, en lugar de la absurda concentración en Alvarado–, que rendirían a Quintana Roo la construcción de pequeñas plantas de hielo en Chetumal y Puerto Juárez y una carretera a Vigía Chico? ¿Y Holbox que se encuentra a merced de todas las irregularidades?

No es un puerto habilitado para la pesca de altura; no tiene aduana, ni ofi cina de Hacienda, migración o alguna otra dependencia Federal que pueda fi scalizar la entrada o salida de barcos extranjeros.

Entonces… Ocurre que los pescadores de Holbox, desamparados desde todos los puntos de vista, venden sus productos a barcos norteamericanos y esto podría evitarse si el Go bierno Federal instalase una pequeña fábrica de hielo, que tanto se necesita en la isla y proporcionase medios de transporte.

A menos que los intereses creados sean un obstáculo para impedir la solución...

Veamos: un barco sale de la Florida, donde se ha abas tecido de gran cantidad de pollos, jamón y otros productos de mediana calidad por los que se han pagado precios irri sorios, y se dirige a Isla Mujeres, para vender su mercancía y obtener atractivas utilidades. Luego, se traslada a Holbox para comprar a precios regalados todo lo que han captu rado los pescadores mexicanos. Concluida esta operación, retorna a Isla Mujeres –por qué no hay barco mexicano que haga esta travesía u otra también– dónde se pagan los im puestos de extracción de pescado, que son muy bajos, y el barco mercante regresa a los Estados Unidos.

Estas actividades no son eventuales, no, todo lo con trario: son constantes. ¿Dónde está el decoro nacional? Por otra parte, debido a la descapitalización de la industria pesquera por la farsa de Alvarado, no se han aprovechado las investigaciones hechas por el barco ex plorador Oregon –de los Estados Unidos– con relación a las exigencias, muy buenas, desde el punto de vista económico, de atún en el Golfo de México, “ a lo largo de una línea ideal trazada desde el delta del Mississippi hasta el Canal de Yucatán.

Tampoco han podido ser explotadas las concentra ciones de huachinango y mero que hay en Isla Mujeres, el banco de Campeche, el Arrecife de los Alacranes, Cayo Arcas, Cayo Arenas, que son aprovechadas, des de hace tiempo por las fl otas pesqueras de los Estados Unidos y Cuba, cuyas capturas pueden calcularse en 20,000 toneladas.

Igual sucede con las enormes concentraciones de sierra que aparecen en la parte sur y oriental del Golfo de México, incluyendo la Costa del Caribe hasta Isla Mujeres. Aparte los cardúmenes de jurel y bonito que hay al Norte y Este de Yucatán sólo son aprovechados por norteamericanos y cubanos. Todo eso, de llevarse a cabo inversiones peque ñas, reales y positivas, representarían para el territorio de Quintana Roo ingresos por decenas de millones de pesos.

Pero lo más grave es que el gerente del Banco Na cional de Fomento Cooperativo, José Antonio Cobos, tenía pleno conocimiento de la situación de la industria pesquera mexicana. Empero, al diputado federal vera cruzano no le importaba la angustiosa situación por la que atraviesan miles de familias dedicadas a la pesca, ni el hecho de que el consumo anual de pescado por habi tante es de apenas 2.5 kg, ni un notabilísimo aumento en la producción pesquera que podría haberse obtenido con las inversiones indispensables en los lugares adecuados.

Quintana Roo, por ejemplo, vive únicamente, exclu sivamente, de la federación. ¿Cómo podrá convertirse en estado, si le resulta difícil actualizar su potencialidad, como es la pesquera?

Hermosos edifi cios y fuentes son obras superfl uas e indican que, al recibir prioridad sobre las carreteras, me dios de transporte, industrias, al frente del gobierno hay o ha habido personas que desconocen –por ignorancia o por voracidad– las leyes elementales de la economía.

El ingeniero Aarón Merino Fernández se dedicó en Quintana Roo a la construcción de obras cuya aporta ción al progreso del territorio es muy relativa. El habi tante se encuentra nulifi cado. Porque, si coopera con la creación de una industria, ¿cómo, por dónde y hacía dónde envía el producto?

Hace apenas unas semanas, frente a las costas de Isla Mujeres, varios barcos norteamericanos pescaron en menos de diez días más de 200 toneladas de camarón. Es decir: varios millones de pesos que pudieron haber ingresado a Quintana Roo, si se contase con los elemen tos indispensables… Y lo mismo ocurre con la tortuga

¿No cree el Gobierno Federal que ya es hora de que personas capacitadas y honradas administren el Banco Nacional de Fomento Cooperativo, a fi n de que se in vierta en obras positivas que redunden verdaderamente en benefi cio de la colectividad quintanarroense, y que podría comenzar con la pesca?

*Publicado en Sucesos para Todos, 30 de julio de 1965.

JG