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Escalofriante Serie Final, lo mejor de la temporada otoñal

Jorge Canto Alcocer

El pasado miércoles, los Guerreros de Oaxaca estaban cerca de un enorme campanazo: después de haber ganado el primer juego en Monterrey, estaban a un out de conseguir el segundo triunfo en el Palacio Sultán, lo que los hubiera puesto en inmejorable posición, enfilados a su segundo título de la Liga. El increíble jovencito Carlos Félix seguía intratable en el centro del montículo, pero el manager bélico, Sergio Gastélum, consideró buena idea enviar a Juan José Núñez, su coach de pitcheo, a conversar con él. ¿Qué le dijo Núñez, un lanzador de poco brillo en su paso por la Mexicana, al que hasta ese momento era la sensación del bullpen oaxaqueño? Seguro que nadie lo revelará, pero el siguiente lanzamiento de Félix fue destrozado por el veteranísimo Agustín Murillo, lo que empató dramáticamente el compromiso… Dos minutos después fue el cubano Félix Pérez quien desapareció la canica para dejar en el terreno al equipo “cenicienta”, que sin embargo había logrado arrebatarle un juego en su casa a los superfavoritos, por lo que regresaba con buenas cuentas.

Pero los espectaculares bombazos parecieron cambiar el momento psicológico, y los Sultanes se embolsaron las dos primeras confrontaciones en Oaxaca, y se enfilaban este domingo a finiquitar la Serie, cuando tomaron cómoda ventaja de 5 a 1 justo a la mitad del desafío. Pero de pronto todo volvió a cambiar: el short stop regio, Ramiro Peña, fildeó atingentemente una rola de rutina de Alejandro González, pero lanzó la pelota al monte… cuando al fin cayó el último out de ese quinto episodio, la cómoda ventaja se había evaporado. El “caballo negro” aún vivía…

Advertíamos la semana pasada que en el duelo de estrategas, el sultán Kelly aventajaba enormidades al guerrero Gastélum. Pero ya Ud. sabe lo impresionante que es el Rey de los Deportes: trenzados en fragorosa batalla hasta la décima, Gastélum envió al robo al veteranísimo Yuniesky Betancourt, con lo que dejó haciendo bizcos al cerrador Obispo, al cátcher Solís y al manager Kelly. Obispo, de plano se descontroló, llenó las bases con pasaportes y luego concedió jitito definitorio a Samar Leyva.

Y así están las cosas. Monterrey va a casa a ganar uno de dos, mientras Oaxaca no tiene mañana. Sultanes enfrentará este final con su staff plenamente descansado; mientras Guerreros ha tenido que echar mano de todo el mundo para poder sobrevivir. Los del turbante tienen, aparentemente, todo para coronarse, pero la tribu zapoteca está también a sólo dos victorias de completar una de las faenas más heroicas y sorprendentes de toda la historia del béisbol mexicano.

Llega a su fin ¡al fin! el experimento de las dos temporadas. Un día más, cuando mucho dos, y el segundo campeonato de 2018 habrá expirado. Con más pena que gloria, pero con tintes de dramatismo, termina este año atípico. Ya sea que los Sultanes hagan valer su superioridad y localía, o que los Guerreros concluyan auténticamente como el “caballo negro”, su título, como el de nuestros Leones de hace apenas 3 meses, deberá tener un asterisco, como bien ha apuntado el buen amigo Tony Aguilar. Como sea, disfrutemos este final, que luego vendrán las largas horas del ayuno invernal.