Deportes

Quintana Roo no es la tierra de oportunidades

Por Sergio Orozco

 

Resulta muy lamentable que Quintana Roo, la primera potencia en turismo a nivel nacional, no cuente con un proyecto deportivo que permita impulsar a nivel profesional a las nuevas figuras que surgen en diferentes disciplinas, lo que ha obligado a muchos de estos atletas a emigrar a otros estados, en busca de mejores oportunidades y un futuro más prospero. Tal es el caso del basquetbolista Carlos Alberto Aquino González, quien a sus 17 años edad tuvo que dejar a su familia, amigos y lugar que lo vio nacer y forjarse, para emprender un nuevo proyecto que le permitirá cimentar una vida más deseable, alejado de la inseguridad y sueldos de “hambre” que ofrece este “supuesto paraíso”.

“Ya en Cancún ya no tenía nada de torneos, porque ahí es por edades. Una vez que termina tu categoría, pues ya no tienes nada que hacer. Nada más jugar Primera Fuerza o jugar liga estatal, o torneo que hacen”, sentenció Carlos Alberto Aquino González, quien através de su ex coach, Juan Carlos Hernández Quevedo, y de su esfuerzo, consiguió una beca para cursar la preparatoria en el Centro de Estudios Universitarios (CEU) de Monterrey, Nuevo León, donde actualmente estudia y se entrena para el nuevo campeonato nacional juvenil que arrancará en febrero del próximo año.

Explicó que él en un principio practicaba futbol soccer, hasta que su tía Genoveva lo llevó a entrenar a “Tabanitos”, actualmente Club Deportivo Cachorros, ubicado en el Parque del Rotario de la Región 92, junto con su primo José, a los que en un momento dado les empezaron a decir los “kenianos”, por su color de piel.

A partir de es momento Carlos Alberto Aquino inició una carrera meteórica dentro del basquetbol del cual no sabía nada, toda vez que a los 8 años fue que conoció esta disciplina, que le ha traído de todo, tanto triunfos como sinsabores.

Cabe señalar que después de 3 meses y medio de entrenamiento, Carlos Aquino tuvo su primer torneo fuera de Cancún, tras participar en un Campeonato Nacional celebrado en Nayarit, donde se estrenó como uno de los mejores jugadores dentro de su categoría.

Después de esto Aquino se convirtió en “ajonjolí de todos los moles”, al participar en todos los torneos, campeonatos y ligas  que hay en Cancún, situación que le permitió mejorar su técnica como jugador de basquetbol, lo cual prácticamente lo llevó a obtener una beca deportiva en Monterrey, Nuevo León.

Comentó que gracias a que su ex coach, Juan Carlos Hernández Quevedo, le metió el gusanito de conseguir una beca deportiva, fue como se dieron las cosas para que otros entrenadores lo apoyaran en esta empresa, toda vez que ellos reunieron el material de video que enviaron a un profesor del CEU, quien después de darle el visto bueno lo invitó a probarse con el equipo de esta institución.

En cuanto a los contrastes que hay de entrenar en el norte del país, Aquino mencionó lo siguiente: “El nivel de Monterrey es muy diferente al de Cancún, aquí ya se basan en cuanto a tu condición física, a tu rendimiento en la cancha, tu condición de fuerza. En todo es muy diferente a los de allá”.

Indicó que en el aspecto deportivo en Cancún hay retraso en algunas cosas en comparación a Monterrey, por lo que está aprovechando esta gran oportunidad que se le dio, toda vez que en su tierra natal desafortunadamente ya no podía aspirar a más, como lo señaló al principio.

En este sentido, dijo que en Quintana Roo su carrera como basquetbolista se hubiera acabado ya a sus 17 años, en tanto que en Monterrey tiene un nuevo panorama, ya que su idea es destacar aun más en este deporte, para que otra institución de más renombre le otorgue una beca universitaria, toda vez que hay mucho visoreo por parte de diferentes escuelas y equipos.

Comentó que esta nueva experiencia lejos de sus padres lo ha hecho madurar como persona, aunque en un principio sus progenitores no estaban muy de acuerdo con esta idea, la cual poco a poco fueron asimilando, al ver el amplio y próspero panorama que se le abría a su pupilo, al que ya dejaron volar solo con sus propias alas.