Deportes

Polvo de Estrellas

Gabriel Zapata Bello

Ninguna actividad humana -y mucho menos aquellas en las que existe intensidad, vigor físico y contienda- está exenta de eventos trágicos. La parca, tenebrosa, se ha paseado también, por destino o por azares de la vida, en los escenarios deportivos yucatecos.

El 17 de marzo de 1941 durante un juego de béisbol efectuado en el parque de Itzimná entre las novenas “Terraceros de Campeche” y “Unión de Ladrilleros” sucedió el único caso de un beisbolista fallecido por un pelotazo en la cabeza. Estaba en su turno al bate el terracero Juan Adam frente al lanzador derecho cubano José Caridad Poey, quien en un envío alto y pegado impactó la cabeza de Adam. Fue retirado del terreno y llevado a su hotel donde recibió atención médica, pero después de cuatro o cinco días, en vista de la gravedad, fue trasladado a la Quinta de Salud “La Ibérica” donde falleció después de 52 días de agonía. Este evento trágico es un caso único en el béisbol mexicano, según recuerda el cronista e historiador deportivo don Carlos Castillo Barrio.

En el deporte de los puños, la fatalidad también visitó el Circo Teatro Yucateco el miércoles 15 de octubre de 1947 durante la pelea entre el local Alberto Solís Galaz La Changa y el cubano Jorge Lazo; los primeros rounds fueron parejos pero al llegar al séptimo la superioridad de Lazo fue manifiesta, de manera que al iniciar el octavo episodio Lazo propinó tremendo cruzado a la quijada de La Changa, quien se desplomó y levantó, aunque cayó nuevamente por efecto de un izquierdo al mentón. Por instinto, La Changa se levantó solo para ser acribillado y caer esta vez para la cuenta final. Al ver que no reaccionaba, La Changa fue conducido a la Cruz Roja en estado de coma y falleció un par de horas después debido a la fractura de la base del cráneo que le produjo una fuerte conmoción cerebral. Solís contaba con 26 años y trabajaba en un molino de granos en el mercado Santos Degollado y en su breve carrera pugilística había logrado merecidos triunfos y contaba con muchos simpatizadores por su valentía.1

Dos eventos funestos han ocurrido en el Estadio Salvador Alvarado; el primero en un partido de béisbol de la Liga Peninsular entre las novenas Motul y Estrellas Yucatecas efectuado el 20 de noviembre de 1952, cuando en el octavo inning debido a una llovizna, el umpire suspendió el encuentro, razón por lo cual varios alborotadores invadieron el campo para exigir la reanudación del encuentro y, ante la negativa del réferi, empezó una lluvia de proyectiles, por lo que la policía intervino para proteger al árbitro cuyos agentes abrieron fuego, con saldo de dos aficionados muertos.2 El segundo ocurrió en la alberca en el año de 1966 cuando un infante, alumno de la primaria Nezahualcóyotl de la colonia Bojórquez, sin permiso del administrador del inmueble para ingresar debido a la realización de unas competencias femeniles, brincó la barda del Estadio y se metió a la piscina que en esos momentos estaba llena, pero en reparación, por lo que al tirarse de un clavado el imberbe se golpeó con algún objeto de mantenimiento y ya no salió con vida de la pileta.

En los cosos taurinos locales, se lamenta todavía la muerte de matador Arturo R. de León, quien en una lluviosa tarde de mayo de 1942, durante la fiesta de Izamal, fue corneado y trasladado a la ciudad de Mérida para su atención médica, pero desafortunadamente exhaló a los pocos días. La Plaza Mérida fue escenario de uno de los eventos más trágicos e irresponsables de la historia local, ya que durante un mitin del PRI en noviembre de 1981, los organizadores permitieron que se rebasara la capacidad del inmueble, con lo que ocasionaron que la multitud derrumbara un muro y el pánico generado propició el fallecimiento de 41 personas en el coso de Reforma.

En las carreras pedestres, en el año 2018 sucedió que en competencias de fondo en Progreso, un par de competidores fallecieron a causa de paros cardíacos súbitos. En el deporte de las canastas, este año 2019, durante dos partidos de la categoría veteranos, uno en el Polifuncional del IDEY y otro en el Auditorio Morelos de Progreso, fenecieron dos basquetbolistas por pérdidas de la función cardíaca.

En estos días de finados recordamos esos eventos aciagos en memoria de aquellos deportistas y aficionados desaparecidos.

1 Diario del Sureste, Noche tempestuosa de boxeo fue la de ayer en el Circo Teatro, 18 de octubre de 1947, p 7.2 Diario del Sureste, Los lamentables sucesos del jueves en el Estadio Deportivo, 22 de noviembre de 1952, p. 8.