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Se une al selecto grupo

Juan Diego Casanova Medina “Todavía no me lo creo”, afirmó un emocionado, feliz, Luis Fernando Ibarra Chami, quien ofreció su mejor versión ajedrecística, no sólo en la última partida, clave para lograr su objetivo, sino durante todo el torneo. La larga espera terminó y luego de 14 años de lucha, al fin vio recompensado su esfuerzo gracias a su tesón y espíritu inquebrantable con el que obtuvo la tercera norma que le confiere el título de Gran Maestro.

El remate dorado de un desafío personal, a punto de claudicar en esta edición y al final del camino, después de nueve vibrantes rondas, el ajedrecista yucateco consumó la hazaña.

Es así como Luis Fernando Ibarra Chami se integra al distinguido grupo de yucatecos con título de Gran Maestro. Sus antecesores son: el Maestro Carlos Torre Repetto, a quien en su honor se realiza el célebre torneo decembrino y Manuel León Hoyos, quien le llamó para felicitarlo, ya que son grandes amigos.

Luis Ibarra, quien jugó con trebejos oscuros, tuvo mejor posición en la partida durante su desarrollo pero no encontraba el reducto por donde su ejército pueda abrir la brecha para desestabilizar la defensiva del Maestro Internacional cubano Dylan Isidro Berdayes Ason.

Con movimientos que parecían no tener ninguna intención de peligro a simple vista, el yucateco fue “mareando” al antillano hasta que cometió una imprecisión, lo que aprovechó para fortalecer su ataque que le dio un peón de ventaja.

Lo demás era de cuestión de tiempo para que su rival incline su rey y no pasó mucho tiempo cuando Berdayes le extendió la mano reconociendo la victoria de Luis Ibarra, quien requirió poco menos de tres horas y 43 movimientos.

Con el punto de oro, alcanzó las 7 unidades que necesitaba para su tercera norma.

Al principio de la partida, aseguró, se puso nervioso por la presión que representaba el compromiso de lograr el resultado. Se sacudió esa tensión y cambió su actitud dando paso a un Luis Ibarra concentrado, esperando que el antillano mordiera el anzuelo y lo consiguió.

El camino de Luis Ibarra hacia su graduación ante la FIDE, se remonta en la edición XVII del 2005 cuando obtuvo su primera norma. La segunda llegó en el torneo XIX en el 2007 y tres años después, en la XXII, en el 2010, se registró un problema y el órgano rector del deporte ciencia en el planeta no le reconoció su norma.

Nueve años después, en la edición XXXI, Luis Ibarra al fin puede decir ¡Misión cumplida!

Le hizo caso a su padre

La tercera norma del ajedrecista yucateco, va de la mano con su graduación universitaria, al obtener en octubre pasado su título de Licenciado en Derecho, una de sus principales motivaciones para jugar en el “Carlos Torre” 2019, ya que estaba renuente a participar porque no había entrenado y se consideraba fuera de forma.

El abogado Fernando “Chacho” Ibarra, padre de Luis, comenta, en plena batalla de su hijo ante el cubano, en la novena ronda, que realizaron a principios de noviembre pasado un viaje a Europa para celebrar la culminación de su carrera profesional.

Estando en Montparnasse, uno de los barrios más conocidos de París, que fue en su momento hogar de diversos personajes intelectuales de la época de oro de Francia, vieron a una pareja jugando una partida de ajedrez en un parque y le dijo a Luis que juegue con ellos.

Luego de observar el movimiento de las piezas, el joven jurista le dijo que eran novatos y continuaron su paseo.

Su padre le insistió que participe en el “Carlos Torre” porque Luis juega en computadora con jugadores de jerarquía en el mundo y motivado por terminar su carrera y alentado por su progenitor, decidió participar.

Se puso en contacto con Daniel Zacarías Martínez, presidente de la Asociación de Ajedrecistas de Yucatán y director del “Carlos Torre” y así fue como dio el paso que le faltaba para cumplir su sueño, el que “llegó tarde pero seguro”, como dijo al concluir su partida de la última ronda.

No se cierra un ciclo deportivo para Luis Fernando Ibarra Chami, todo lo contrario. Con el título de Gran Maestro, tiene la motivación para volver a retomar el ajedrez profesionalmente y se ha propuesto acreditar una asignatura pendiente: ganar el “Carlos Torre” el próximo año.