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Polvo de Estrellas

Gabriel Zapata Bello

Curiosos jonrones del béisbol yucateco de antaño

El historiador y cronista deportivo don Joaquín Lara, quien colaboró en diversos medios impresos locales, consignó en sus relatos varios curiosos bambinazos que ocurrieron en los diamantes yucatecos y que hoy compartimos con nuestros lectores.

Bateó jonrón y no anotó la carrera. En 1907, en un partido para definir al campeón peninsular entre los Gigantes de Mérida y la novena El Porvenir de Campeche, se jugó el partido final en el campo del barrio de Santa Lucía de Campeche, pero como era un partido que debió verificarse en Mérida, los Gigantes fungieron como “home club”. Se inició el juego que estuvo reñido, con lanzadores muy efectivos y como ninguno flaqueaba se fueron hasta la decimotercera entrada; cuando los ánimos de la afición estaban muy caldeados, tocó la salida a los Gigantes y cuando estaba al bate Alfonso “El Gallo” Ruz -que era tan buen jugador que tiempo después jugó en Veracruz y en Texas- conectó un batazo a las alturas y envió la esféride sobre la barda del terreno. “El Gallo” corrió las bases pero cuando le faltaban unos seis metros por llegar a home, un jugador contrario le asestó un estacazo en la cabeza, lo derribó con el impacto y lo dejó inconsciente y tendido en el diamante, sin poder anotar la carrera. Sin embargo, el umpire declaró vencedores a los Gigantes, que ganaron la corona peninsular.1

Un jonrón por perforación. En el antiguo parque Juárez del puerto de Progreso, allá por al año de 1925, jugaba con el Águila local un pelotero centroamericano de nombre Alfredo Casanova, a quien apodaban “El Náufrago” debido a que su embarcación había encallado en Los Alacranes y tuvo que llegar a nado a la playa; años antes había residido en los EE. UU. y había jugado béisbol en Triple A. Casanova era pitcher y buen bateador y en un partido en el puerto, conectó un batazo de línea con tal fuerza que perforó la barda del parque que estaba hecha de maderas de barriles y que tenían como treinta años de antigüedad, por lo que ya estaban podridas; el umpire decretó el batazo como jonrón. 2

Jonrón de perro. En un partido en 1932 entre las novenas Águila de Progreso y Unión de Ladrilleros de Mérida, en el parque “Juárez” de Progreso, un jugador del Águila conectó un batazo que se llevó al jardinero central de los Ladrilleros, “Chiquitico” Moreno, quien era famoso por ser el campeón de robo de bases. La pelota picó y rodando se internó en una casa, por lo que el veloz jardinero, sin pedir permiso, entró a la morada para recuperar la pelota, pero más tardó en entrar que en salir sin la pelota, perseguido por un perro enorme que afortunadamente no logró alcanzar al estafador de bases. El que bateó llegó a home y anotó un jonrón.3

Jonrón de hoyo. En el año de 1943 se efectuó un partido en el parque de Itzimná entre las novenas Deportes Loría y Plataformeros de Progreso. A la altura del sexto episodio un progreseño conectó un batazo que se llevó al jardinero derecho, que era Fermín “Strike” Valdés, refuerzo cubano. La pelota después de picar rodó hasta topar con el muro del terreno y ahí se introdujo en un hueco que existía entre la barda y una laja en el piso. Al llegar el “Strike” vio la pelota en el hoyo pero junto a ella había un enorme iguano de más de medio metro que, enfurecido por la bola intrusa, abría y cerraba la boca en forma amenazadora. El jardinero no metió la mano en la oquedad y allí quedó la pelota, con lo que el batazo se convirtió en cuadrangular.4