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Por Ele Carfelo

Pese a que en los últimos años Julián López “El Juli” se ha colocado a la cabeza de la torería, y que han aparecido en el toreo nuevos valores como el peruano Roca Rey, y en las últimas Ferias de Sevilla y “San Isidro” han brillado con intensidad, lo cierto es que las pasiones que sigue despertando el torero de Galapagar, José Tomás, con sus cuarenta y tres años y sus escasas apariciones en los ruedos en los últimos años, sigue siendo el número UNO en el toreo mundial, cuando menos, en lo que a expectación se refiere. Hacía un año que este sin igual torero no hacía el paseíllo, desde que lo hizo por última vez el 29 de junio del pasado año del 2018 en la Plaza “Las Palomas” de Algeciras.

El pasado sábado 22 de junio, José Tomás volvió a vestirse de luces, para hacer el paseo en la ciudad de la Alhambra, en la “Monumental Frascuelo”, en un cartel mixto con el rejoneador Sergio Galán que lidiaría dos toros, lidiando él, cuatro, dos de “Núñez del Cuvillo”, uno de “GarciGrande” y uno de “El Pilar”, ante una entrada (como siempre), de “NO HAY BILLETES”.

Recordamos que JOSE TOMAS ROMAN MARTIN (su nombre real) nació en Galapagar (Madrid) el 20 de agosto de 1975. Se presentó como novillero en “Las Ventas” en 1995, y viajó a México donde realizó una brillantísima temporada novilleril, tomando la alternativa en la Monumental Plaza “México” el 10 de diciembre de ese año, de manos de Jorge Gutiérrez y Manolo Mejía como testigo con un toro de “Xajay”. Después de varias temporadas de torear muchos festejos, decidió, cuando ya había conquistado la categoría de “figura”, escoger sólo dos o tres plazas para torear dos o tres corridas POR AÑO, ya fuera en España, México o Sudamérica, con enormes emolumentos, y sin permitir que sus actuaciones se trasmitieran por Televisión.

Para mí, fue una gran dificultad lograr ver por T.V. esta corrida que hoy comento pero lo logré, disfrutando al presenciarla, uno de los gozos taurinos mayores de mi larga vida. Fue un auténtico éxtasis de buen toreo: INDESCRIPTIBLE.

Su faena al segundo toro de la tarde, de “Núñez del Cuvillo” fue extraordinaria, tanto con el capote como con la muleta y el estoque: Todo fue perfecto: quietud, arte y sapiencia. Estoconazo y DOS OREJAS, el premio otorgado.

El tercero de la tarde, un magnífico toro de “Garcigrande”, de clase y nobleza incomparables, con el que nos extasió con fenomenal quite por verónicas, y con la muleta, nunca despegó el trapo del hocico del bravo astado, tirando con enorme poder en cada pase. No se puede torear mejor. Antológicos cambios de mano, coronado todo con soberbio volapié, para recibir otras DOS OREJAS.

El quinto de la tarde, de “El Pilar”, desde su salida dio a notar que no sería para grandes florituras, pero hizo lucir al torero en su versión más lidiadora y dominadora y tras estocada y descabello, fue sacado al tercio a saludar bajo fortísima ovación.

El sexto, un gran ejemplar de “Núñez del Cuvillo”, unas verónicas “al delantal”, sacaron el delirio del tendido. Toreo en estado puro y emocional. Un quite por saltilleras con una larga cordobesa, fueron el prólogo de una larga faena de antología, con toreo en redondo alternando las manos muleteriles, bellamente rematadas las series, sin faltar algunos adornos de finura y arte de toreo moderno, todo coronado con soberbio estoconazo que tiró patas arriba, de efectos fulminantes, para ser premiada la faena con los máximos trofeos. Las orejas y el rabo fueron concedidos, y la salida por la puerta grande dio fin a aquella tarde que el público nunca quiso que termine.

No puedo comentar más. Sólo concluyo, con que el éxtasis no lo he perdido.

elecarfelo@hotmail.com