Juan Reynoso decidió jugar a lo “Puebla”, sacrificando quizá, la prosapia de un equipo llamado grande como Cruz Azul.
Pero le resultó. Una llegada, un gol, suficiente para ganar, romper la mala racha y construir sobre un triunfo. Los cementeros ganaron 1-0 a Pachuca con gol de Juan Escobar, anteponiendo la urgencia a la grandeza.
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La Máquina salió a la cancha priorizando el cero en su portería. La línea de cinco, no es por decreto un planteamiento defensivo, pero la actitud de los cementeros sí lo fue. Primero se priorizó el cero, y poco se pensó en el ataque.
Pachuca tuvo la pelota porque el rival así lo quiso, pero Tuzos dominaron el juego porque la Máquina no pudo contrarrestarlo. El cero se mantuvo gracias a dos grandes atajadas de Jesús Corona, mientras que al frente Santiago Giménez, titular por la ausencia de Jonathan Rodríguez, era un soldado solitario. No hubo tiro cementero al marco de Oscar Ustari en la primera parte.
Siguió en lo mismo la Máquina, viendo la portería contraria desde lejos, soñando en llegar. Hasta que el sueño se hizo realidad. Llegó un tiro de esquina, el balón y Juan Escobar se encontraron y con un cabezazo la pelota llegó al fondo de la portería tuza (61’). Vino la jugada polémica. Erick Aguirre abrazó a Adrián Aldrete en el área, se marcó el penalti, pero el VAR echó para atrás la decisión.
Cruz Azul ganó metros, ganó confianza. Vinieron remates a la puerta de Ustari. En un mano a mano el Piojo Alvarado falló frente al portero argentino, que pudo amarrar el triunfo.
Pachuca despertó, la Máquina se metió en su área para defender, entregó las bandas se concentró en el centro. Quiroga remató y Corona detuvo; el argentino volvió a intentarlo y Rivero salvó en la línea; vino un disparo de Ismael Sosa y el veterano portero volvió a aparecer. Un gol y tres puntos para Cruz Azul, que sale de su crisis.
Con información de El Universal
GCS